enero 04, 2008

Un fragmentito de Diablo Guardián

Gracias a Diego Fernando por la recomendación y a Celine Françoise Aramara por el regalo.

Si de verdad mis genes son tan corrientes como sospecho, mi problema está en que soy mercancía de Sears empeñada en llegar a un aparador de Saks. ¿Cómo haces para que una blusa de diez dólares parezca de quinientos? Eso era exactamente lo que yo traía en la cabeza cuando iba caminando como loca por la Séptima. Me preguntaba cuánto podían ganar esas viejas siniestras que salían en las etiquetas de las películas, encueradas entre quién sabe cuántos hijos de vecino. Y yo, que me había especializado en hijos de jardinero, como que regresaba de repente a mis telarañas. Ya no era virgen, claro, pero la relación con Eric era spiderweb-free. Por disposición de la gerencia, no se admiten ideas pirujonas. Cuando esa noche el hambre y la sed me sacaron a la calle, afuera había otros amiguitos esperando. Morbo. Ambición. Calentura. No te digo que entonces ya soñará con ser piruja. Tenía intereses muy afines, por supuesto, pero una cosa es preguntarte qué se sentirá que te filmen haciendo circo, y otra ponerte a hacerlo por una lana. No me prendía pensar que les pagaran mucho, sino lo contrario: me ponía caliente imaginarme que les pagaban una mierda. Ni siquiera cien dólares. Digamos que cuarenta, por abrirle las piernas a diecisiete puercos. Y que la cosa sea tan humillante que te filmen a la hora en que cobras. Ese sería el orgasmo de la película: ver el par de billetes arrugados que le dan a la Primera Actriz. Tome usted sus cuarenta dolarotes y llévese estos dos bolillos para que se quite el hambre en el camino. Igual entonces no me daba cuenta, o no quería dármela, o me la daba y me importaba poco, ya no sé, pero lo que quería era caerme. O sea, mediomorirme. Elevator going down! Y esas luces horribles, como de hospital, con las películas y las revistas y todas esas mierdas, parecían todavía más spooky que la oscuridad. Danger. Dungeons and Dragons Area. Beware of inner fires! Soy una naca, ya sé. Una chicuela de dieciséis años que se la pasa súper paseándose entre putas y calientes jamás será una señorita decente. Siempre Sears, nunca Saks. Qué le vamos a hacer, Woolworth no cabe en Tiffany.

Xavier Velasco, Diablo Guardián.

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