abril 30, 2008

Feliz Día del Niño

Fui al gym a las 6:30 a.m. Tuve un largo día de trabajo. Tuve una reunión política de cafecito a las 8:00 p.m. Memi Ysusi quiere que vaya a estas horas a una fiesta. ¿Iré? Es algo que debemos pensar...

Por cierto, ¡feliz día del Niño!

abril 27, 2008

Oscuridad, tercera parte.

¿Has sentido la soledad que quema? No es como la soledad que apacigua. Mucho menos como la soledad que se disfruta y dibuja una sonrisa en la cara. Ésta, de la que hablo, es una soledad destructiva, maligna. Te hace pensar en las miles de cosas que no deberías pensar, te hace sentir las miles de cosas que no deberías sentir. Te hace, cuando menos, desear la muerte. Me refiero a esa soledad. La soledad que, en una vida normal, uno difícilmente siente, hasta que uno se halla en el borde. David estaba en ese mismo borde.

La advertencia de mensaje en su teléfono celular le había causado una emoción particular, combinada de terror y éxtasis. No era un simple miedo y una común dicha; eran terror y éxtasis. Sin embargo, la vida, burlona como es, le había tendida una mala jugada. Con esa combinación de emociones, sostuvo con fuerza el aparato y leyó el mensaje: un mensaje automático con una oferta de la compañía telefónica. ¡Estupideces del mundo! En el momento de mayor zozobra, la mercadotecnia seguía sin parar. De repente, vino a su mente la idea: “Si en estas condiciones, el mundo sigue en alguna parte, quiere decir que no estoy solo. Si todavía hay alguien mandando estos mensajes, el mundo sigue en alguna parte. Las máquinas no se manejan solas, hay alguien programándolas; el mundo sigue en alguna parte.” Entonces, revisó. La hora de envío del mensaje fueron las siete con cincuenta y cinco. Otra vez, el mundo seguía, pero siempre antes de la hora maldita de las ocho de la noche de hace dos días.

¿Dos días ya? Dos días de alucinaciones y temores. Dos días de esa soledad que quemaba. David decidió salir. Ahí, en la vieja casona, sólo le quedaba el augurio de la inanición eventual. Había perdido todo sentido de la precaución desde hace un tiempo. De alguna forma, aquella casona era su santuario, pero un santuario insuficiente. Sólo era un refugio temporal. Afuera había todo un mundo solo, pero basto, que había de explorarse en búsqueda de esperanza. Se dirigió a la cocina aquella mañana. Tomó de los estantes todo aquello que era útil y servible. El refrigerador despedía un olor terrible, después de dos días sin energía eléctrica. Tomó tres botellas de agua y una docena de latas de diferentes alimentos. Los metió en su vieja mochila, la misma que lo acompañaba desde la preparatoria en su estado natal. En ese momento, escuchó ruidos en el jardín de la vieja casona.

Aquella mochila... Tantos recuerdos... En su ciudad natal, dejó amigos, familia, novia. Nunca pensó en lo tanto que los quería, en lo tanto que los necesitaba, hasta ahora. Muy posiblemente, ya no existían. En esta catástrofe, pensaba David, sólo él, por algún designio que intentaba entender, se había salvado. Quizás había un motivo. Tenía que descubrir ese motivo. Su vieja mochila. En la misma en que llevaba sus cuadernos de estudio. En la misma que cargó los regalos para su novia y esas primeras cartas de amor. En la misma en que puso su ropa cada que salió a acampar con los amigos a los campos cercanos a su ciudad natal. Ahora, esa mochila era un instrumento de apoyo y salvación.

David temió lo peor. Se agazapó en la cocina, en un rincón, tras una alacena. Tenía miedo, pero más curiosidad. Los mismos gruñidos que había escuchado antes, sólo que esta vez era uno nada más y se conjuntaba con ruidos más conocidos: ladridos desesperados, un perro. Siguió escuchando. Pensó en asomarse por la ventana de la cocina, que daba al jardín, pero se contuvo. En ese momento, un quejido de dolor lanzó el perro y se hizo el silencio, tras unos ruidos que asemejaban masticar. Cerró los ojos y respiró quedamente. El sudor cubría todo su cuerpo. Había estado abrazando con fuerza su mochila, buscando la seguridad que le hacía falta. En eso, escuchó el azote del portón. Aquello había salido de la vieja casona.

Con temor, recogió su mochila y la puso en sus hombros. Finalmente, se asomó por la ventana y observó movimiento en los arbustos. Era algo pequeño. Definitivamente, no era aquello a lo que temía. En las cercanías, yacía el cuerpo del perro sin cabeza y rodeado por un charco de sangre. Salió rápidamente, sin voltear a ver el cadáver canino, se dirigió a los arbustos. Un pequeño cachorro temeroso, respiraba con rapidez y abría los ojos con miedo. David lo tomó y lo abrazó como nunca lo había hecho con ser vivo alguno, acercándolo a su cara y acariciándolo. Le dio de comer de una lata de pollo. El pequeño cachorro recuperó la tranquilidad. David decidió salir huyendo cuanto antes, al recordar que aquellas cosas siempre volvían por los restos de lo que habían dejado.

Mientras caminaba por las calles de lo que alguna vez fue una ciudad agitada, habitada por millones de personas, David recordó que justo ese día sería la cita con su amigo. En la plaza de San Jacinto, a las cinco de la tarde. Eran las doce del día. Pensó que, ya que no iba a ningún lado, mejor sería caminar con rumbo. Enfiló hacia la plaza. El entorno seguía siendo terriblemente gris, pero él caminaba con cautela y sin detenerse por las avenidas de la ciudad. Le parecía mucho más seguro caminar por los lugares más amplios, que por las calles, y así lo hizo. No se topó con una sola alma en el camino. El pequeño cachorro lo seguía con lealtad y, cuando se cansaba, David lo cargaba por un rato.

Eventualmente llegaron a una gasolinera cercana a la plaza de San Jacinto. Ahí se detuvo por unos minutos. Esa fue su tercera parada en el día para descansar. Sólo unas cuadras lo separaban de su destino final, de ahí tendría que ingeniárselas. Había pensado caminar hacia Ciudad Universitaria y buscar en su facultad. ¿Buscar qué? Lo que fuera. Y de ahí, caminar hasta su casa. Le daba risa siquiera pensarlo. ¿Lo lograría? ¿Qué más daba? Cerró los ojos y pensó en su casa. Una casa típica provinciana. Los olores delicados del campo y la simpleza de la vida rural. Escuchó ruidos nuevamente. Algo acechaba. Empezó a derramar lágrimas de impotencia, pero no se quebró. Se limpió con la manga de su camisa y levantó al cachorro. Se puso detrás de un despachador de gasolina y de reojo vio las inmensas sombras que se asomaban detrás de los automóviles abandonados en la avenida. Lo habían estado observando, quizás desde mucho antes que él se diera cuenta. Dio unos pasos hacia atrás. Dejó al cachorro en una jardinera, bien escondido, y le dijo: “No sé si sea mejor dejarte aquí, pero tendrás una oportunidad. No salgas hasta más al rato. Suerte.” Si el perro lo entendiera, nadie lo sabrá, pero David se lo dijo con el corazón en la mano.

Echó a correr. Como nunca en su vida. Agitadísimo. Solo. Imperturbable. Sólo era él y la firme convicción de correr sin parar. Su mente estaba en blanco. Quería llegar a la plaza. Era su objetivo. Seguro ahí estaba su amigo y algo se les ocurriría entre los dos. Tropezó en el empedrado. Sintió un fuerte golpe en la cara y el codo. Consciente de que no podía más, se arrodilló ahí donde cayó y cerró los ojos con fuerza. Sintió la respiración de ellos por la espalda, uno se quedó ahí y el otro lo empezó a rondar. Escuchó más bufidos y gruñidos por la calle. De repente, más ruidos y más ruidos. Todo era una vorágine alrededor. Respiró profundo. Sintió la respiración de los dos primeros más cerca y pudo percibir el aliento de uno de ellos sobre su rostro. Apretó más y más los ojos. Lo había intentado, pero los héroes sólo salen en las películas. Un lágrima rodó por su mejilla. Oscuridad eterna.

FIN.

Jerr. Abril 27, 2008.

abril 26, 2008

Corto de Disney: Los Tres Cochinitos

He aquí una nueva sección de este blog, esperando que Disney (y su inmenso aparato) no llegue un día y me denuncie. Lo dudo. Si los cortos están en YouTube y nadie los ha quitado, no debe haber problema. De cualquier forma, habré de citar la fuente y el año en que vieron la luz, invariablemente.

Este es el primer corto que aparecerá por acá: Los Tres Cochinitos. Fue un hitazo en su momento; llegó a las salas de cine en 1933, sirviendo de paliativo a muchos estadounidenses que sufrían la Gran Depresión. Está buenísimo y, sobre todo, el clásico "¿Quién le teme al Lobo Feroz?". El doblaje al español se vuelve un poco incomprensible, en ocasiones, pero básicamente está muy disfrutable. ¡A disfrutar estas caricaturas de calidá!

Walt Disney Pictures, Los Tres Cochinitos (1933)

abril 23, 2008

Opinión sobre la Reforma Energética y Anexas

Ya que el tema de coyuntura es la reforma energética, hablemos de la reforma energética. Simplemente, pretendo darles una opinión relativamente informada sobre el asunto. De entrada, debo decir que es muy bueno el abordamiento del tema en el último número de Forma, órgano de difusión de la Fundación Colosio, donde se abarcan todas las posiciones del debate: desde Francisco Labastida y el CCE, hasta Rogelio Ramírez de la O, David Ibarra y Manuel Bartlett, pasando por el muy buen artículo introductorio de Francisco Rojas, presidente de la misma fundación. En fin, si tienen la oportunidad, leánlo.

Tengo la impresión que se ha dejado llegar a este punto el problema de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Sí, seguro dirán qué eso no es algo demasiado sesudo. Debo ahondar en la anterior impresión: creo que el debate ha sido llevado hasta este punto. Se ha dejado el asunto a tal punto de inviabilidad económica y operativa, para poder manipular el debate y decir "con toda certeza" que a PEMEX le urge privatizarse o, por lo menos, la entrada de algún tipo de inversión privada en ciertas actividades. Y es que, también creo, nadie (en el gobierno federal) piensa que la solución pueda estar desde dentro de la paraestatal. Seguramente, saneando y corrigiendo ciertas situaciones la posición de PEMEX dejaría de ser caótica y arriesgada, para volverse estable o, incluso, halagüeña.

Por principio está el factor de anquilosadas burocracias de la paraestatal. Desde luego, eso implica la acción inmediata y decidida para terminar con el coto de poder del sindicato petrolero, pero no hay condiciones políticas para semejante empresa. Ningún partido se atrevería a encarar de frente a esa poderosa maquinaría. Eso es un problema. Pero, de hacerlo, aseguraríamos que las prebendas sindicales pasaran a tener usos más eficientes. Mínimo, se liberarían importantes recursos para el financiamiento de PEMEX.

Otro punto importante es que PEMEX necesita, como lo hizo en algún tiempo, invertir en desarrollo tecnológico para sustentar su propio progreso. De otra manera, el argumento de "se necesitan privados para llevar a cabo proyectos de tecnología de punta" se torna entendible. Por ejemplo, se cuenta con una institución como el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) que se ha vuelto obsoleto y, por lo tanto, oneroso. En teoría, este instituto debería proveer con tecnologías y estudios suficientes a la paraestatal y, con ello, darle viabilidad. Algún tiempo cumplió su cometido. Hoy por hoy, el IMP se ha convertido en un gasto innecesario en funcionarios que no acrecientan sus conocimientos para traer y concebir nuevas tecnologías petroleras. Además de contar -como suele suceder en nuestro país- con un montón de trabajadores que se han constituido en un gran aparato burocrático, que sólo chupan recursos tan demandados actualmente, pero sin cumplir sus funciones básicas. Disminuir la burocracia del IMP, hacer eficiente a los que se queden y fomentar el crecimiento intelectual de sus funcionarios es una necesidad obvia en esta situación. Incluso, podríamos hablar de la desaparición del IMP obsoleto actual y refundarlo en un verdadero centro de investigación, que aporte y no sólo ocupe recursos del erario en actividades superflúas. Por ejemplo, en el instituto, se dejó la investigación profunda en torno al petróleo para sustituirla por cursos de inglés. ¡Háganme el favor! Se la pasan bien estos zánganos del sistema. Así que, de entrada, el nuevo centro de investigación debería estar bajo la administración de la misma paraestatal. De esta forma, se evitarían duplicidades y gastos excesivos por tener una dependencia distinta y a parte.

Finalmente, hay varios ámbitos en que la misma paraestatal está trabajando por debajo del óptimo, subutilizando lo que ya tiene. Hay ductos sin utilizar, sectores como Refinación donde se deben inyectar recursos para hacerlo aquí en México, consultorías en Exploración que salen sobrando. En fin, los remedios deben darse primero dentro de PEMEX. Sólo entonces, cuando se haya intentado todo dentro de la misma paraestatal, deberíamos pensar en soluciones externas e inversión privada. Pero es que nadie ha intentado dar la lucha desde dentro y eso es lo que me brinca en todo esto. Creo que la rectoría del Estado debe mantenerse, pero siendo realistas y buscando la eficiencia, capitalizada para el desarrollo del país, pero como una condición posterior al buen manejo de PEMEX. Es decir, que los recursos generados sirvan para potenciar a PEMEX, un PEMEX potenciado podrá dar más recursos a nuestro país. No al revés, usar lo poco que tiene PEMEX para financiar al país y después pensar en cómo le hacemos para seguir financiando a la paraestatal. Hay condiciones para resolver las cosas desde dentro, al menos intentarlo. Desde luego que debe haber reforma energética, pero sin irnos de jalón y por principio a la privatización. Ése, desde mi punto de vista, debe ser el último recurso.

Jerr.
Abril 23, 2008.

abril 21, 2008

Two good singers. One gorgeous girl.

Hoy les traigo a dos buenas cantantes de nuestros días: Amy Winehouse y Kid Sister. Seguro ya escucharon Rehab de Amy Winehouse, pues es una de las canciones de moda en canales de videos y en la radio. La neta está buena la canción. Por otro lado, Kid Sister quizás sea menos reconocida. Es una mujer guapa verdaderamente. En el video, que aquí les dejo, no se ve tan guapa por el cabello teñido de rubio. Sin embargo, con su color moreno natural se ve despampanante. Se le reconoce el haber recuperado el sentido original del hip-hop: un pop humorístico, digamos. Aquí podremos notarlo en su canción Pro Nails.

Amy Winehouse, Rehab


Kid Sister feat. Kanye West, Pro Nails

abril 20, 2008

Un fragmentito de El laberinto de la soledad

A 10 años que se fue.

A todos en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser. Y al pasmo sucede la reflexión: inclinado sobre el río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo, deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser -pura sensación en el niño- se transforma en pr oblema y pregunta, en conciencia interrogante.

A los pueblos en trance de crecimiento les ocurre algo parecido. Su ser se manifiesta como interrogación: ¿qué somos y cómo realizaremos eso que somos? [...]

Octavio Paz, El laberinto de la soledad.

abril 17, 2008

Algunas impresiones sobre la cultura del personalismo político en México

Como varios de ustedes saben, una de mis líneas de investigación en la Ciencia Política ha sido la cultura política en México. Específicamente, la cultura del liderazgo político y la forma en que los mexicanos tendemos a glorificar a las personas, buscando -me atrevo a decir- "prohombres" en toda personalidad política. En la obra de Weber, este gran autor ya había mencionado, entre las posibles formas de dominación, la "carismática", esa que ocurre cuando se le atribuyen facultades a los individuos por ciertas características particulares. En palabras de Weber, esta legitimidad se sustenta en que el político es “alguien quien está internamente ‘llamado’ a ser conductor de hombres”. En la historia mexicana hay varios elementos que así pueden confirmarlo, salvo una etapa en la que sí hubo movimientos ideológicos predominantes sobre las personas (como lo fue la etapa de consolidación del México independiente en el siglo XIX, aunque ciertamente tiene sus asegunes), en general, los personajes han imperado sobre ideas y proyectos.

Quizás sea muy pretencioso, pero citaré un recuento histórico que hice en un artículo, que me parece un buen resumen del argumento histórico del que aquí les hablo:

La historia política de México ha estado marcada por la presencia constante de liderazgos políticos fuertes frente a las instituciones. Al margen de los esfuerzos de la “historia de bronce” por fomentar las figuras de villanos y héroes en la historia nacional, creo que es evidente la presencia de sujetos preponderantes en los procesos políticos de nuestro país e instituciones que se han visto rebasadas por éstos. Así, en la historia reciente de México se puede observar en el fuerte presidencialismo del sistema de partido hegemónico una clara evidencia de esto. No sólo está la institución sino todos los ritos y valoraciones que surgieron en torno a la figura presidencial: una institución paternalista que grandes sectores de la población consideraron capaz de todo. Incluso, hay quienes se aventuran hasta la época prehispánica para fundamentar los arreglos políticos “personalistas” en la figura del tlatoani[1]. Ejemplos históricos no faltan. Está la dictadura porfirista. También la época de los caudillos revolucionarios. Pedro Salmerón, historiador especializado en la época revolucionaria, dice que “[t]omando como base la tipología weberiana de la dominación carismática, varios estudiosos han analizado las dos formas más comunes que ésta asumió en México en los siglos XIX y XX, la del ‘caudillo’ y la del ‘cacique’.”[2]Cuando Plutarco Elías Calles, habló de pasar del “país de caudillos a un país de instituciones”, la intención era precisamente que los personalismos políticos dejaran de ser el punto medular de la institución[3]. La historia fue distinta. Innegablemente adheridos a una institución que no les permitía prolongar su tiempo en el poder más allá de los seis años legales, las figuras políticas dominantes hallaron cobijo en el fuerte presidencialismo del sistema de partido hegemónico[4].

Sin entrar en más detalles para no alargar un post que sólo pretende manifestar algunas impresiones, debemos notar la preponderancia de los personalismos en el escenario político mexicano. Por ejemplo, incluso en el PAN, supuestamente el más institucionalizado de los partidos, han habido "caudillos" como Gómez Morín, Clouthier y Fox. Ni qué decir del PRD y sus dos grandes "caudillos", Cuauhtémoc Cardénas, quien explotaría el llamado "carisma de situación", y Andrés Manuel López Obrador. El PRI y su cultura entorno al hombre fuerte, el Presidente, y toda la parafernalia al conocerse la candidatura del próximo presidente cada seis años. De hecho, un mecanismo esencial de la renovación del sistema era, precisamente, ése. Dado que el proyecto -en teoría- era el mismo, era necesario renovarlo vía la persona ejerciendo el cargo. La proyección del nuevo "prohombre" en la Presidencia y la "ruptura para la continuidad" era un mecanismo que permitía la subsistencia del PRI, pues de otra forma podía esperarse "más de lo mismo". Es decir, se generaba una especie de "ilusión de cambio".

También, hay que notar que, a partir de la Revolución, las corrientes se definieron por las personas: villistas, carrancistas, obregonistas, cardenistas, alemanistas, salinistas, colosistas, foxistas, pejistas. A diferencia de lo anterior, que habían sido: científicos, liberales, conservadores, centralistas, federalistas. Incluso estas definiciones y conceptualizaciones deben notarse como parte de una acendrada cultura política mexicana posrevolucionaria.

Tengo, por otra parte, la impresión que todo esto puede ser parte de una naturaleza intrínseca al ser humano, que busca relacionar los eventos en su entorno con cosas familiares. Sería como la religión, una necesidad humana de "antropomorfizar" los sucesos y fenómenos para familiarizarse con ellos. Todo esto bajo la clara y evidente idea de la identidad. El humano siempre busca identidad, formar parte de un grupo, asumirse dentro de la colectividad. Existir coexistiendo. Desde luego, esto se aleja de cualquier inquietud politológica y, más bien, raya en inquietud antropológica, incluso filosófica.

He aquí algunas impresiones que me surgen sobre ese tema enmarcado por la cultura del personalismo político en México. Por supuesto, este tema es el background de mi trabajo de tesis: El impacto de candidatos sobre el partidismo. Cuyo argumento es básicamente una dimensión político-electoral del ámbito mayor del que solté algunas ideas por acá. Sigo convencido, como lo mencioné en un post anterior, que el orden politológico es el siguiente: "la cultura subyace a todo el entramado institucional (o 'preferencias congeladas', llámenlas como gusten), que puede reflejar la estructura social vigente o no (intentando, entonces, moldearla a su gusto, lo cual no necesariamente ocurrirá), para finalmente dar una arena (o marco de 'certidumbre') para el juego de los actores políticos."

Jerr.
Abril 17, 2008.


[1] Dice Roger Bartra, por ejemplo, que “la crítica al autoritarismo político ha buscado en el antiguo tlatoaninahua el origen del presidencialismo”; Roger Bartra, “Oficio Mexicano”, en Fango sobre la Democracia, Textos polémicos sobre la transición mexicana. Editorial Planeta, México, 2007, p. 184.

[2] Pedro Salmerón, Aarón Sáenz Garza: Militar, diplomático, político, empresario. Miguel Ángel Porrúa, México, 2001, p. 137.

[3] Pedro Salmerón dice: “Someter a los caudillos y los caciques al poder central significaba hacer pasar al país de la política personalista (caudillesca) a la institucional, o dicho en términos de Max Weber, de la dominación carismática, a la dominación legal.” En Pedro Salmerón, op. cit., p. 136. Aunque, por otro lado, Javier Garciadiego es muy claro cuando menciona que “la Revolución fue hecha, al menos discursivamente, para erradicar las dictaduras de nuestra historia.” (Las cursivas son mías). En Javier Garciadiego, “'Particularidades' históricas mexicanas”, Estudios, No. 80, Vol. V, ITAM, México, 2007, p. 69. Y es que, en los hechos, el “personalismo” presente en la institución presidencial (si bien no puede ser considerado una dictadura) fue el mantenimiento, de alguna manera, del liderazgo político personalista.

[4] Al respecto, Enrique Krauze habla de una “rutinización del carisma” como legitimación del nuevo Estado posrevolucionario; Enrique Krauze, La presidencia imperial. Tusquets, México, 2002, p. 32.

abril 15, 2008

Physical

La canción memorable del día de hoy es Physical. La pusieron en el gym. No podía estar más ad-hoc. Si ya de por sí la canción es buena, el video es curiosillo, así que tenía que compartirlos con ustedes. Es un divertido video de los 1980s con la guapa Olivia Newton-John. Sí, esa que recuerdan bailando con Johnny Travolta en Grease. Moraleja del videoclip: "Más vale gordito machín..." Enjoy, friends!

Olivia Newton-John, Physical.

abril 13, 2008

Oscuridad, segunda parte.

La noche era absoluta. David sintió una enorme pesadez en sus hombros, pero siguió su camino con particular entereza. Llegó a la vieja casona. Estaba impávida y tétricamente serena. Se decidió a entrar. Más valía temprano que tarde. Dentro esperaban las respuestas a sus tantas preguntas. La casa, por algún motivo, ya no parecía la misma. Las cosas habían cambiado. Aquella vieja casona, donde había llegado desde hace un tiempo a vivir por necesidad, donde había conocido a mucha gente, algunos agradables y otros lejanos, ahora estaba perdida en el limbo de un mundo que desaparece. La casa estaba limpia: limpia de aquellos cuerpos que había dejado al salir de ahí; limpia de cualquier señal de los horrores ahí vividos. La respiración de David era acelerada. Al pie de la escalera, el charco de sangre había secado. Aquellos habían venido y, para incrementar el miedo de David, se llevaron los cuerpos de quienes habían asesinado. No pensó más en ello. De hecho, avanzó sin precaución hacia su recámara, donde su computadora portátil aún yacía en el mismo lugar donde la dejó. Tenía, al parecer, la batería necesaria para encenderla y buscar respuestas en el vasto universo de la red.

Tomó la computadora y se sentó en su cama. Inició sin problema alguno y él sintió una extraña emoción. Rápidamente se dispuso a buscar en las páginas de periódicos y noticias. Nada. No había respuestas. Las últimas actualizaciones noticiosas nunca marcaron más de las siete con cincuenta y cinco. David maldijo lo intangible. ¿De qué carajo servía el tiempo real en la red, si, en el momento de mayor necesidad, no había una actualización pertinente? Revisó su correo electrónico. Quizás eso funcionase. En el último correo recibido, yacía la dirección de la cita con su amigo: Plaza de San Jacinto, cinco de la tarde, en un par de días. Ahora sólo quedaba un día para ello. Entonces, pensó en visitar los sitios de otros países. Seguramente encontraría algo en algún sitio norteamericano, donde los geeks gringos nunca paran, incluso al filo de la muerte. Bueno, al menos eso es lo que lo que dejan entrever sus películas. Así fue que, al intentar ingresar a un portal estadounidense, no lo logró. Simplemente, no podía ingresar a la página web. “¡Maldita sea!”. Intentó más, intentó volver, intentó nuevas direcciones. Nada. La energía del no-break, al que estaba conectado el módem, se había terminado. Frustrado, se quedó ahí sentado en la orilla de su cama.

En la calle, caminó primero sin rumbo, dando tumbos, tropezando de repente. Una inmensa fatiga se le acumulaba y él no deseaba saber nada más. Su propia saliva sabía mal y percibía un olor añejo en cada respiro. Sucio y desaliñado, David intentaba mantener la cordura y repasar sus opciones. Sin embargo, al cabo de un rato, su mente empezaba a divagar. Un ruido. Grullidos provenientes de la siguiente esquina. Se agachó atrás de un auto. Su mirada se perdió a lo lejos. Pensó en la tarea de aquella estúpida materia, la cual debía entregar mañana sino el profesor seguro lo reprobaría. De por sí, aquel hombre le tenía tirria. Otro ruido. Todavía más cerca. La vieja tía Esther, su único pariente en la ciudad, lo había invitado a desayunar aquellos deliciosos chilaquiles el próximo sábado. No podía quedarle mal. Cierto era que debería soplarse toda una sarta de historias, tantas veces contadas, pero los chilaquiles de la tía bien que lo valían. Los ruidos desaparecieron. Levantó la cabeza y el mismo panorama gris seguía a la vista. El cielo igual de tupido que ayer. Poquísima luz solar atravesaba los espesos nubarrones.

A lo lejos, vio una silueta humana. Una mujer. Una joven de su edad, igual de sucia y desaliñada. ¿Quién no podía estarlo en estas condiciones? Además, qué demonios importaba si estaba uno recién bañado y con sus mejores ajuares. Idiota. ¡Había alguien más vivo! Primero con cautela, caminó por la banqueta, pegado a los tantos automóviles estacionados en aquella avenida. La chica, también con cautela, iba nerviosa, pegada a la pared. Volteaba a todas partes, intentando mirar algo extraño en aquel ya natural cuadro gris. Después, la impresión de tener a otro ser humano en frente, después de esta catástrofe, acaparó a David, quien corrió hacia la chica. La chica se detuvo de repente y emprendió la huída. Seguramente, reaccionó cuando volteo la primera vez y vio a un joven contemporáneo dirigirse hacia ella. Los dos estuvieron frente a frente. Sonrieron. La chica no hablaba. Se dirigieron a una tienda cercana. Necesitaban comida. En la tienda, seguramente, habría comida. David preguntaba mil cosas y hablaba sin parar, como si fuera su última oportunidad de hacerlo. La chica sólo lo observaba. Hubo un momento donde sus manos rozaron, al querer tomar las mismas frituras en un estante. Fue ahí donde los ruidos volvieron. La chica abrió sus bellos ojos con miedo y echó a correr hacia fuera de la tienda. David se quedó pasmado. Una gran sombra atravesó por los ventanales de la tienda y, cuando la chica salió por la puerta, se la llevó consigo a la oscuridad. Un grito de mujer taladraba la cabeza de David. Una segunda sombra sobre ella. Se oía como todo se rompía en ella. Los gritos derivaron en quejidos y luego en silencio. David seguía pasmado. La primer sombra volteó hacia la tienda y lo vio ahí parado. Sin darle tiempo siquiera de moverse, se abalanzó sobre él. David gritó como no lo había hecho en su vida.

Despertó. Se había quedado dormido en su cama. Estaba empapado en sudor y apenas podía mantener calma su respiración. Se tranquilizó. Abrió los ojos y un niño lo observaba al pie de su cama. El niño sonrió. Una sonrisa terrible. Movió sus ojos hacia la izquierda de David. David siguió su mirada. Se encontró con ella. La chica muerta, sin ojos ni nariz, sin un brazo y con las vísceras por fuera, ahí a su lado. David gritó como no lo había hecho en su vida.

Despertó. Empapado de sudor y orinado, David se tocó. Quería comprobar si ya estaba despierto. Parecía ser que sí. Nadie podía asegurárselo. No había nada alrededor. No había niño ni ella. Sólo el silencio imperturbable del que está solo en el mundo. El foco de su computadora había dejado de parpadear. Ahora, más que nunca, su recámara se hundía en la penumbra total. Se sintió mojado por los mil líquidos naturales que traía encima. Pensó en bañarse, pero qué sentido tenía. Parecía ser que sí estaba despierto. Pronto habría de entender que estar despierto no era, al final del día, la mejor de sus opciones. Posiblemente, no era mucho mejor que sus peores pesadillas. De cualquier forma, no había más que hacer, pues le había tocado esta situación y, como una vez dijo tía Esther: “En la vida no nos queda más que afrontar las cosas conforme se vayan dando”. Crujidos en la vieja casona, podían confundirse con los pesados pasos de aquellos seres. No eran más que los crujidos de la vieja casona, que se negaba a dejar de existir en un mundo que dejaba de existir. Su celular. Lo recordó. Lo sacó de su bolsillo y presionó el botón de encendido. La tenue luz del celular abarcó su recámara, que ya empezaba a alumbrarse por otra tenue luz, la del exterior. El exterior grisáceo, nublado, callado y triste. Un advertencia de mensaje apareció en la pantalla de su teléfono celular.

[Continuará...]

Jerr. Abril 13, 2008.

abril 09, 2008

Primer aniversario

Un año ya de Me Convierto en Marciano. Típico: Se fue volando el tiempo... Precisamente, hace un año descubrí la maravilla de poder comunicarles mis ideas a través de este medio del mundo contemporáneo, el blog. Y la verdad es que debo decir que me encanta, tanto así que ahora (lo que ya rondaba mi cabeza hace un tiempo) he decidido estudiar Ciencias de la Comunicación. Aunque definitivamente amo mi carrera, la Ciencia Política, siento que la comunicación es también parte esencial de mi vida y, bueno, en algunas de mis últimas materias politológicas, como Opinión Pública, Mercadotecnia Electoral y Comunicación Política, me di cuenta que la política aunada a la comunicación es lo mío. En fin, volviendo a, hoy festejo (y espero poder decir festejamos) un año de este blog que se pretende una onda "surrealista mágica". En el entendido de todo aquello que no merece razones de ser, de plantearse o de expresarse, pero me gusta hacerlo. Como dice el slogan: "Sea lo que sea y de todo un poco". Qué mejor forma de festejar esta fecha que con el video del que salió la idea para el nombre de este blog: Marciano de Molotov. ¡Feliz primer cumpleaños Me Convierto en Marciano!


abril 07, 2008

Natalie's perfection...

Natalie Portman es la mujer más hermosa sobre la faz de la Tierra. Punto. Es un hecho. No admito otra verdad, que no sea ésa. También, cabe decir, es una de las mejores actrices de los últimos tiempos. Quedé eternamente prendado de ella cuando la vi en el papel de la puberta perturbada en la magnífica película de Luc Besson, El perfecto asesino (Leon: The Professional). Después, claro, su fama se catapultó al infinito al personificar a Padmé Amidala en la trilogía más reciente de Star Wars. Dos de sus últimos trabajos han sido de sus mejores: Closer y V for Vendetta. Creo que su actuación, junto a la de Javier Bardem, es la que salva del olvido a Goya y la Inquisición.

Además, es una mujer tremendamente inteligente. Estudió psicología en Harvard. Es políglota; habla inglés, hebreo, francés, alemán, japonés y árabe. Ha realizado trabajos de investigación, que se han publicado. Está involucrada en temas como la protección de los derechos de animales, la defensa del medio ambiente y acabar con la pobreza, donde ha promovido el microfinanciamiento como una forma en que las comunidades pobres logren salir por medios propios de su situación. ¡Brillante! Su mejor amigo es Moby, el Dios de la Música. Sólo un error ha marcado su perfecta existencia: anduvo con el despreciable Gael García Bernal. Es una profunda creyente de recuperar los valores de la sociedad, en el sentido de recuperar la confianza en los demás, ayudar al prójimo y tener un sustento religioso en la vida personal para tener un parámetro de moralidad, que ofrezca una guía no sólo espiritual sino, también, para la vida cotidiana.

Definitivamente, es perfecta. Daría lo que fuera, lo que fuera, lo que fuera, por poder conocerla, simplemente. De lo demás me encargo yo. Advirtió que pronto se retirará para poder convertirse en madre y dedicarle su vida a ello. ¿Existe una ínfima posibilidad de que quiera tener al próximo Presidente de la República Mexicana como esposo, compañero y padre de sus hijos? Si alguien puede contactármela, daría lo que fuera, lo que fuera, lo que fuera. Gracias a Natalie Portman sé que puedo esperar encontrar una mujer perfecta. El problema yace en que sea única. Si es así, debo, de algún modo, conocer a Natalie Portman antes de que muera (ella o yo, da lo mismo).

abril 06, 2008

Un fragmentito de Todos tienen premio, todos

Ayer vi a Juana y Nemesio, el hijo del elotero, haciendo el amor sobre la taza del guáter, en el mercado. No saben. Luz y yo, sí. Primero, nos contemplamos desnudos bajo el mostrador, cuando el Maistro se ha ido. Luego buscamos qué hay de nuevo en nuestro cuerpo. Me empiezan a salir vellitos en los sobacos. A Luz se le está hinchando el pecho. Creo que le van a salir chiches. Después ella juega con mi pitirrín y yo le beso la pepa. Jugamos y jugamos hasta que me orino. Ella ríe. Cantamos un rato, nos dormimos y nos vamos. Pero ellos no saben. Hacen sus cosas rápido. Mi mamá tampoco sabe. Con mi papá, tal vez. Mi hermana, la que se murió, quién sabe. No lo creo. Era guapa, cuatro años mayor que yo. Mi papá llegaba borracho porque no tenía trabajo. Ahora me da gusto porque dicen que allá, en las Galletas, hay mucho que hacer.

Emiliano Pérez Cruz, Todos tienen premio, todos.

abril 02, 2008

Varias ideas / Several ideas

1. ¡Mi Dios! Está haciendo un calor de la fregada. ¡Ándenle! Sigan contaminando, sigan permitiendo que la gente alrededor lo haga, sigan votando por quiénes no tengan planes ambientales. Para los que siguen con dudas del calentamiento global, nomás sientan el calorcito que ha estado haciendo; parezco sopa 20 de las 24 horas del día, me deshidrato y canso más rápido en el gym, manejar se ha vuelto un martirio a toda hora. Hoy, en la reunión de Consejo Político, me moría de calor en un auditorio abarrotado por 250 personas y eso que el techito está alto, ¡qué si no!

2. Ahora sí, de plano, el Peje puede catalogarse abiertamente orate. Vi lo sustantivo de su entrevista con Loret de Mola (a quien no aprecio por su "capacidad periodística" en lo más mínimo, y eso que es itamita), y bueno el tipo maneja un nivel de cinismo bárbaro. No porque algún político no lo sea. De hecho, es endémico a la política en gran medida. Se puede ser abiertamente cínico (lo cual sólo queda para el académico del tipo estéviano) o prudentemente cínico (es decir, sin admitir que lo eres, pero siéndolo en los hechos). No sé, el caso es que hace dos años Peje escribió un librito de campaña, donde sugirió la inversión privada (eso sí, nacional) como estrategia para fortalecer a PEMEX, y ahora dice que ¡no lo dijo! Lo peor es que se lo demuestran y él dice que no. Y le piden explicaciones, motivos y dice simplemente NO. Ni siquiera se toma la molestía de generar un argumento para darle la vuelta a lo que dijo antes, ni siquiera se esfuerza por negar con elegencia o sugerir que se equivocó. No, sólo repite como loquito la palabra "no". Incluso admitiría que dijera "es que, antes, pensé que sería presidente, pero ahora que estoy en la oposición quiero que se les pudra el tamal, así que no a la inversión privada". Pero ni eso, carajo. Orate, definitivamente.

3. Hugo Sánchez se fue, como dice mi padre, a lavar sus teleritas. Por pecar de hablador. Y lo peor, unió en la misma mesa de debate a Javier Alarcón, a José Ramón Fernández y a Carlos Monsiváis para despotricar (en distinto tenor y forma) contra él. ¡¿Adónde va este mundo?! ¿El programa? ¡El de Denise Maerker! ¿O sea, cómo?

4. Cada vez termino más convencido que eso de "izquierda" y "derecha" son bromas bien chistosas en la política mexicana. A lo mejor se debe a que nunca le puse mucha atención a Plaza Sésamo cuando mi abuela me ponía a verlo contra mi voluntad. Yo quería jugar, no ver TV.

5. Como ven, este "triposteo" se debe a que tendré una muy ocupada semana. Así que aprovecho pa' dejarles posts. Échense uno por día, no se excedan. Nos vemos por ahí del domingo.

P.D.: ¡Maravillas de posts en los blogs de mis queridos amigos itamitas! El de mi querida amiga, colega y líder de economistas, Nuria Valenzuela, me demuestra que la frivolidad es algo presente en todo itamita -admítanlo o no-, el punto: ir a comprar bras de Victoria's Secret a Washington le produce una emoción amplia. Mi comentario: ¡Tengo manos muuuy grandes, Nuria! El de mi querido amigo, matemático y quejón, Patricio Núñez, quien deja claro, una vez más, porque puede quejarse como ninguno al hablar de los nuevos pecados sociales. Cito su texto: "Esto representa todo un dilema moral para todos nosotros, gente de bien, y porque no, gente bien. Y es que, o sea, si le doy mi dinero a un pobre, pues entonces dejo de contribuir a la pobreza y dejo de acumular riqueza, pero entonces estaría contribuyendo a mi pobreza y él empezaría a acumular riqueza. Esto nos convertiría en un par de pecadores condenados a las eternas llamas del infierno." Jajaja. Mi comentario: Tan cierto como es. ¡Bravo a ambos! Sigamos por el camino del neoliberalismo... Digo, recuerden: Por una sociedad más libre, más justa y más próspera.

Videos chuscos

Me reí con ellos. Ahora, espero, se reirán con ellos.

Mi querida amiga, comunicóloga y acalorada defensora ecológica, Paola Buenrostro, me los mostró en alguna de nuestras amenas charlas cibernéticas. He aquí "El Tengo Miedo", un tipo norteño que tenía miedo... Al final, ni borracho estaba. Chale. Luego incluyo el famoso video del niño chillón, porque perdieron los Pumas. ¡Chamaco! ¿Quién te manda irle a equipos pedorrones? Si quieres éxito, las Chivas te esperan con los brazos abiertos. Finalmente, el ya clásico video (éste no me lo mostró Paola, pero debe estar aquí, por supuesto) de Édgar, "El Ya Wey".





Sorpresivos recuerdos infantiles

Yo hace poco más de 21 años.