agosto 21, 2010

Ojalá

Ojalá te hubiera conocido en otras condiciones. Más maduros, más prudentes, más congruentes.

Ojalá siguieras en mi vida. Fortaleciéndome con tus palabras, acariciándome con tu mirada.

Ojalá estuvieras a mi lado. Los abrazos, los besos, las caricias, tu sonrisa, mi felicidad.

Ojalá no te hubieras ido con nadie más. Mi rencor no existiría, mi amor resplandecería.

Ojalá pudiera seguir amándote, porque como a tí, a nadie...

Ojalá, sólo es eso. No tengo mayor expectativa. No tengo mayor oportunidad. La esperanza se fue contigo a un lugar de donde nunca volverá.

Ojalá seas feliz, a mí me cuesta trabajo. Ojalá...

junio 14, 2010

Te extraño

(Sin palabras.)

abril 28, 2010

Esas cosas de las que luego uno no se da tiempo de pensar

Y es que, con esta ajetreada vida, uno no se da el tiempo para pensar cosas fundamentales de la existencia particular.

Sorpresivamente, mientras bajaba de mi auto, tuve un flashazo sobre estas cosas fundamentales: soy una persona muy afortunada. En muchísimos sentidos, he logrado consolidarme y encontrarme. Eso es difícil y eso es un privilegio. Hay quienes tardan mucho en conseguir estas dos cosas, a veces en toda la vida.

Hoy me sé, me acepto y me entiendo cual soy. A lo mejor, lo único que siento carente es el amor, pero ya llegará el bueno. No me entiendo al respecto. Muchas oportunidades y sólo una certeza; esa certeza, sin embargo, es imposible al ser ajena. Quizás un día, pero también quizás nunca, ante lo cual no queda más que seguir la vida. De ahí que me sienta pleno, pues no estoy aferrado a irrealidades. Entiendo mi contexto y lo acepto tal cual, en tanto que lo que me tiene detenido, trabajo para superarlo y seguir creciendo.

Esas cosas de las que luego uno no se da el tiempo, pero el otro día en un instante lo reflexioné.

marzo 30, 2010

LOST: Última temporada


Es la última temporada y ciertamente "tengo mieeedooo".

febrero 18, 2010

Sobre el descuido del blog y esas cosas que deben admitirse

Sí, lo sé. He descuidado infinitamente este blog. De cierto no sé si alguien extrañe la falta de escritura de un servidor, pero eso sí, de alguna forma, me he sentido en deuda. Después de "tanto" tiempo de postear "tanto", como ustedes seguramente ya han notado, mi actividad ha disminuido gradual pero drásticamente. Entiéndase, la vida de un servidor público es siempre complicada y ajena a los tiempos que uno se encargó de organizarse previamente.

En fin, me he propuesto la meta de -al menos- publicar algo al mes. Pensé que podría una vez a la semana o una a la quincena, pero siendo realistas, se me dificulta mucho y la verdad es que, por lo mismo, han habido muchas posteos bastante insignificantes por no decir chafas. Sólo por cumplir la cuota imaginaria, caí en la tentación de poner cosas sin estar en momentos de verdadera inspiración. Ante lo que sólo me queda pedir y pedirme disculpas.

Así las cosas, habré de hacer lo posible por postear una vez al mes, algo verdaderamente interesante y/o valioso.

Dentro de esta serie de confesiones y justificaciones, debo decir que mi vida ha sufrido mucho vuelcos, de esos intensos e incontrolables, de esos azarosos y misteriosos. Sólo sé que me siento distinto en muchos aspectos y solemnemente paciente ante las cuestiones implícitas en la vida. Es un sentimiento sobre el que habré de elaborarles más adelante. Por hoy lo siento nada más. Y, seguramente, no necesita explicaciones, porque la claridad de su presencia me agobia, así como me alienta. Es algo extraño. Está involucrado con la aparición de alguien y con la eventual despedida, pero también lo está con respecto a los tiempos, a los cambios y a las necesidades variantes de un nuevo Yo, que se entremezcla con la voluntad vaga de quien ya sólo procura sostenerse ante un inmenso nubarrón de incertidumbre.

Por lo demás, todo bien.

enero 17, 2010

Un fragmentito de Morir en el Golfo

A las doce del día siguiente, de acuerdo a lo planeado, regresó la caravana de prensa a la ciudad de México. No aparecieron por mi cuarto Rojano ni sus expedientes. La caravana de prensa: el largo festejo de información y dinero con que la nación inventaba cada seis años a su presidente. Siete u ocho meses para amplificar voz y voluntad, rostro y gestos del candidato, su inocencia en el desastre precedente, su patriotismo en el arreglo que vendría, su paso triunfal por cada pueblo, registrado en cada periódico, en cada emisora radial, en cada pantalla televisiva, hasta formar con la suma la efigie mayor, nuevamente mitológica, del presidente de México.

Héctor Aguilar Camín, Morir en el Golfo.

Con eso me basta

Nadie, hasta hoy, me había dicho algo tan profundamente sincero. Gracias.

"Con eso me basta..."

:D