agosto 31, 2007

Antes de que se acabe el día...

Antes de que se acabe el día, tengo que decirte un par de cosas: (1) Ya no más, (2) Sé feliz por tu lado, yo lo seré por el mío. ¿Agobio? Quizás un poco, pero nada que el tiempo no cure. Hace un tiempo me di cuenta de ello y hoy, una vez más, lo pondré en práctica. Antes de que se acabe el día, aún sufriendo los estragos de la fiesta de hoy, escribo sin sentido, porque estoy medio perdido, aún estoy mareado y aún estoy alegre. Antes de que acabe el día, debía dejar una entrada en mi blog. Antes de que acabe el día, me iré a dormir y olvidaré todo lo escrito, pues mañana será otro día.

agosto 29, 2007

Retrete ambiental


A lo que hemos llegado...


Procurando

Yo creo que en toda salsa hay una filosofía que aprender (así como en la cumbia, el reggeaton, etc.). Por lo regular, tendemos a no creerlo así, pero tras escuchar con detenimiento y hacer un análisis minucioso, me imagino que podemos llegar a conocimiento verdaderamente profundo. Los reto. ¿Qué les surge de "Procura"? ¿Qué idea hay detrás de esta canción?

agosto 26, 2007

Dos Porcelains

Nunca supe que habían dos videos de mi canción favorita en el universo: Porcelain de Moby. Habrían de pasar años para que me topara, en mis momentos de ocio navegando por la red, específicamente en YouTube.com, los dos videos de mi canción favorita. Siempre he creído a Moby una especie de dios de la música (como en toda creencia religiosa, pediría tolerancia). Domina tantos géneros. A veces es muy pesado para lo electrónico y a veces muy fresa para lo rock. A veces es tan gospel y a veces es tan techno. Otras tantas retro-beat y unas cuantas armonosiamente blue. En algún momento fue punk y ha tenido sus momentos hip-hop. En fin, la variedad, que abunda en su obra, es una muestra magnificente de la pluralidad del mundo posmoderno. Una belleza cada obra. Ecléctico. Ni hablar de Porcelain; un verdadero viaje astral (si es que se pueden alcanzar éstos sin ayuda psicotrópica o aislamiento físico-mental). Recuerdo perfectamente haber escuchado esta canción, por primera vez, al regresar de una compra de artículos de Star Wars (sí, así es) en el sur de la ciudad, mientras iba sentado en el asiento trasero del coche de padre. Le pedí a mi papá no cambiara de estación, sencillamente me había enamorado, por primera vez también, de una canción a la primera oída. Entonces, supe de Moby... Simplemente una maravilla. Simplemente Moby.

El video que alguna vez vi en MTV


El versión primera, al parecer

Tiempo de galletas

Abue dijo que era tiempo de galletas. Yo pensé que haría unas cuantas en el horno y me las daría a comer cuando se enfriaran, pero Mami Grande nunca las horneó. Lo único que supe es que nunca llegó el tiempo de galletas...

agosto 25, 2007

Comendador libertario

¿Cómo se puede ser un comendador libertario?, seguramente se preguntarán. ¿Cómo se puede ser un misionero (el cual inevitablemente sigue "órdenes") si, a su vez, su misión primordial es destrozar el orden, romper las reglas, vivir la anarquía? Bueno, he ahí las tantas contradicciones del mundo nuestro. He conocido a varios "comendadores libertarios" en mi vida. Ese tipo de gente que cree que, destruyendo el entramado institucional-valorativo-moral, está haciendo un bien al planeta en aras de "la libertad". Bendita libertad por la cual tantos han luchado. Bendita libertad por la cual tantos han muerto. Pero, sin duda, para proteger a la libertad muchas veces hay que coartarla. Con esto no pretendo, de ninguna manera, parecer conservador, pues no lo soy. La cuestión es muy clara; por un lado, tenemos a un grupo de personas que creen que rompiendo "todas las cadenas" el universo será mejor y, por otro lado, tenemos a otro grupo de personas que creen en el irrestricto valor del orden. Transgredir el orden también, a veces, es bueno. Sino no habría evolución, cambio, avance o descubrimientos. Sin embargo, es ahí donde entra alguna especie de paradoja (y quizás irresponsabilidad argumentativa): hasta para romper el orden se necesita de cierto orden.
No me cabe duda que la principal aportación que podemos darle a nuestros hijos es dejarles un mundo ordenado. El mundo actual no lo es. Y es ahí donde lo libertario resulta pernicioso. Se puede ir pensando en globalifóbicos, en ambientalistas radicaloides, en izquierdosos inmorales o en perversos psicótico-sexuales. Seguramente muchos de ellos abonan al desorden, pero también tenemos a las grandes empresas socialmente insensibles, a los medios de comunicación insaciables, a los financieros especuladores y a los políticos corruptos. Desde luego, también influyen en el caos (y dadas sus dimensiones de poder e influencia mucho más que los otros).
¿A que nos remite todo esto? A que una base, de algún tipo, es necesaria para dar un orden y una congruencia a nuestro actuar humano. Las instituciones están, pero a las instituciones se les da la vuelta con facilidad. Me remito a la cultura y, más precisamente, a los valores morales para la solución del problema. No por esto estoy proponiendo una moral victoriana más bien hipocritona e insostenible. Me refiero a un código ético compartido que dé cauce a la caótica existencia humana. Somos seres verdaderamente contradictorios, indefinidos y complicados. No sabemos lo que queremos, pero sabemos que queremos saber y querer algo. Para algunos será malo, para otros será bueno. Volvemos al problema, porque la cuestión es que somos esencialmente plurales. No obstante, siempre he creído que algo nos une en el fondo, en el entendimiento de una realidad llana y simple: tan plurales como seamos, debemos CONVIVIR. Entonces, el entendimiento mutuo es una razón de simple supervivencia. La convivencia no se da por sí sola: hay reglas de convivencia. La Iglesia Católica (y cualquier iglesia, de hecho), tan criticada por los libertarios de hoy, no es más que una serie de reglas que dieron cauce por siglos a la vida humana. Con sus pros y contras, dio un piso de entendimiento común para la humanidad occidental. Hoy no existe un piso común. Por eso hay asesinatos, violaciones, corrupciones, transgresiones, infidelidades, engaños, falta de compromiso, mentiras. No nos atenemos a nada y no pensamos en nada superior. Para algunos de nosotros hay un Dios, pero hoy en día para muchos no hay tal. Preocupa que no haya algo superior a lo que nos sujetemos. En este caso, debería ser una moral preponderante. No una moral restrictiva y excluyente. Todo lo contrario, una moral plural, incluyente, abierta, pero firmemente sujeta en los valores de la decencia (entendida como no ofender o lastimar al prójimo, no el concepto anticuado de decencia), el respeto y la tolerancia. Ahí es donde las posibilidades de la "bendita libertad" se expanden y se consolidan. Ante el desorden actual, de nada sirve ser un paladín libertario sin ton ni son. Por eso es que afirmo que, al final del día, todo libertador se debe atener a un cierto orden. Por eso digo que incluso el más aguerrido libertador es un comendador libertario.

Jerr. Agosto 25, 2007.

agosto 18, 2007

Sobre lo políticamente correcto

Hace un mes, en confabulario de El Universal, se reprodujo un texto sobre lo políticamente correcto, que no es otra cosa más que encarar la verdad sobre el tema, la cual es resumida en la primera frase del texto: "Considero que el término 'políticamente correcto' se utiliza hoy día en un sentido políticamente incorrecto."
El autor del texto es Umberto Eco (sí, el mismo autor del conocido libro El Nombre de la Rosa). Sin duda, es particularmente interesante la visión del autor, con la cual coincido plenamente, al procurar darnos una visión realista de los extremos a los que hemos llegado como sociedades demócratas liberales en el intento de "incluir y hacer sentir bien" a todos los integrantes de éstas. Sin embargo, el embrollo está cuando toda buena intención pasa a segundo plano al enarbolar un lenguaje preocupado por él mismo. Es decir, lo políticamente correcto es sólo una solución lingüística, al final del día. No hay una solución real a los problemas, en la mayoría de los casos (sino es en todos), al abordar un problema social con palabras distintas, en vez de hechos distintos. Así, el autor expone varios ejemplos, algunos de ellos rayan en lo risible. Por ejemplo, abordar a las "mujeres de vida fácil" como "horizontalmente accesibles", en lo personal me parece aún más denigrante y directo que decir que son de la vida fácil. La vida fácil puede significar muchas cosas; lo horizontalmente accesible remite inmediatamente a una imagen sexual de coito en un plano horizontal y, por demás, accesible (en el aspecto que queramos entenderlo). No sé, me imagino que, en realidad, lo políticamente correcto, como refiere Eco, no son más que salidas fáciles y paliativos inexactos para muchos temas sociales de discriminación y falta de justicia social.

agosto 14, 2007

Las infernales llamas

Conozco el infierno. Lo he sufrido en carne propia. He bebido sus aguas hirviendo, que saben a azufre. He sentido el dolor lacerante en mi cuerpo, con ataques continuos y certeros. He sufrido la ausencia de felicidad y he sentido la necesidad de sangrarme más y más. He padecido la soledad y he sentido el gran vacío que ella deja. He perdido el camino y sé que no hay forma de vuelta. He carecido de amor. He despertado sin una sonrisa en mi cara. He sentido la más devastadora depresión. He perfeccionado las formas de suicidio. He deseado morir.
Conozco el infierno. Son varios a la vez. Uno de tantos me era conocido. Su cara era la tuya, su cuerpo era el tuyo. Y la voz sonaba tanto a tí. Te he recordado. Te he visto acostarte con el otro y lo estás disfrutando. Te he visto sudar de gozo junto a él. Te he pensado más feliz que yo. Te he soportado burlarte de mí en mi cara. Te he permitido que me humilles. Te he permitido controlar lo ideal y abusar de lo material.
Conozco el infierno. He tenido todo el cuerpo en carne viva y los sentimientos a flor de piel. He imaginado una y otra vez la muerte de mis seres queridos. Me he visto fracasar por toda la eternidad. He estado mudo cuando quiero gritar. He sentido el deseo más desenfrenado y pasional; absolutamente nada puede saciarlo. He tenido sed y hambre. He sido pisoteado y lastimado. He preguntado todo, todo, y no hay una sola respuesta. También, he tenido todas las respuestas posibles, pero ninguna es para mi pregunta más esencial. He creído en Dios y entendido que estoy tan lejos: incontrovertiblemente lejos, insuperablemente lejos.
Conozco el infierno. Nada puede paliar mi dolor. Las ideas más terribles rondan constantemente por mi mente y los hechos más abominables ocurren una y otra vez. Me han cubierto las llamas y han quemado todo mi ser; no sólo mi cuerpo, sino mi alma también. Es más, en algún momento, mi alma desapareció y yo era nada. Nada. Nada. Nada. ¿Saben lo que es la nada? Increíblemente, me he sujetado en un solo suspiro y levitado en el espacio. Me atormentan los recuerdos más difíciles de mi vida y me constriñen el pecho con fuerza las angustias más reiteradas. El peor de mis enemigos tiene total poder sobre mí. He sido un niño aterrado, llorando la ausencia de la madre. He sido el viejo atormentado por el pasado, incierto del presente y asustado por el futuro. He visto la muerte, ella me ha sonreído con sarcasmo y se presenta de las formas más escándalosas o fúnebres posibles. He padecido todas las enfermedades del mundo. He carecido de ideales y he perdido toda esperanza.
Conozco el infierno. Me he encerrado en los más perversos vicios, que no son otra cosa que las más fáciles salidas. He creído en el fin por el fin. Nada más allá de él, nada más que el dolor latente. Nada más que la ignominia. Nada más que la vergüenza. Nada más que el deshonor. Nada más que la humillación. Nada más que la derrota. Nada más que la ira. Nada más que la infelicidad. Nada más que la podredumbre. Nada más que el sufrimiento. Nada más que el infierno...
Como conozco el infierno, sé que no quiero volver a estar ahí...

Jerr. Agosto 14, 2007.

agosto 13, 2007

El principio del fin

Sé que hoy, de alguna forma, es uno de esos días... Curioso día hoy. Si todo sale bien, hoy es el principio del fin. Curioso día hoy. El día de hoy me dice muchas cosas... No sé qué más decir; las bifurcaciones se abren y se extienden en el horizonte. Hoy: El principio del fin.

agosto 10, 2007

Un fragmentito de El Padrino

Durante el viaje de vuelta a Nueva York, Michael Corleone se relajó y trató de dormir. Fue inútil. Se acercaba el período más difícil y tal vez peligroso de su vida, y nada podía hacer para demorarlo. Tras dos años de preparativos, todo estaba dispuesto, todas las precauciones habían sido tomadas. La semana última, cuando el Don anunció formalmente a sus caporegimi y a otros miembros de la Familia que se retiraba, Michael supo que esa era la forma que había escogido su padre para decirle que había llegado el momento.
Hace casi tres años que había regresado a casa, y habían transcurrido más de dos desde que se casara con Kay. Aquellos tres años los habían invertido en estudiar los negocios de la Familia. Había pasado muchas horas al lado de Tom Hagen y del Don. Ahora que lo conocía, le maravillaba el poder de la familia Corleone, así como su enorme riqueza. Poseía muchos y valiosos inmuebles en la ciudad de Nueva York, tenía intereses en dos financieras de Wall Street, en diversos bancos de Long Island y en algunos grandes almacenes, además de invertir en el negocio ilegal del juego.

Mario Puzo, El Padrino.

agosto 08, 2007

Fanatismo Lost

Yo creo y admito que mis niveles de fanatismo hacia Lost han llegado ya muy lejos. Bueno, la verdad es que no. Seguro sí tengo límites, pero en cuanto me dan la oportunidad de meterme a una conversación al respecto, no paro de dar mis argumentos y enloquecer al respecto. Sólo conozco dos personas las cuales están tan intrigadas como yo en la historia: una es mi querida amiga, colega y compañera de diversos proyectos politológicos, Erica Coronel; el otro es mi querido amigo y hermano, Memito Sierra. Con ellos me puedo explayar tanto sobre Lost, que pareciera que mi caso de fanatismo obsesivo-compulsivo no es tan grave, dado que es compartido con algunos otros personajes de este "mundo real". Por lo pronto, sé que le faltará algo a mi vida, hasta el próximo año en que empiece la siguiente temporada, y sólo me queda de consuelo un móndrigo avance que, como siempre, no dice mucho y, también como siempre, sólo despierta más dudas sobre el universo lostiano. En fin. Aquí está el susodicho avance de la cuarta temporada, para quien pueda estar interesado. Para quien no, les sirve de referencia cultural. Jaja.

agosto 06, 2007

Honey de Moby

Pa' tí, honey.

agosto 04, 2007

Tiempos de cambio

Afirmemos lo siguiente: Son tiempos de cambio.
Ahora, pongámonos a trabajar en ello. Los cambios, que esperamos sean para bien, pasan por nosotros. Creer que las cosas pueden cambiar es sólo un paso. Hay que empezar a cambiar nosotros si es que buscamos que el cambio sea exitoso. No podemos ir por la vida pensando que las cosas deben cambiar sin poner el ejemplo para este cambio. A veces solemos estar temerosos de ello, pues nos enfocamos en miedos entendibles. Comúnmente, tenemos miedo a perder y es que no nos han preparado para ello en este mundo. Los que inician con cambios profundos suelen perder al principio, por la simple y sencilla razón de que las condiciones del momento, el status quo, beneficia a los que juegan conforme a las reglas establecidas. Claro, podemos ser ganadores jugando conforme a las reglas obsoletas, pero he ahí el meollo del asunto: Son obsoletas. Sólo los audaces y atrevidos emprenden la difícil misión de creer en un ideal y ser factores de cambio. Aún cuando las reglas no fueran del todo obsoletas, tenemos prácticas que no son benéficas. Emprender la titánica lucha de un "cambio cultural" es tarea de los que vivimos en la época actual. Hoy por hoy tenemos muchas complicaciones en el mundo y dudas sobre nuestra existencia. Pareciera que, conforme avanzamos tecnológica y científicamente, más dudas se generan, menos soluciones obtenemos y más se amplia la angustia. A veces, quizás, es importante no tener tantas respuestas, o no enfrascarnos en búsquedas estériles, cuando alrededor vemos que la realidad es caótica y soluciones asequibles son posibles.
Pienso en la necesidad de creernos que estos son tiempos de cambio y hacer, también, de éstos tiempos de cambio. Momento de ampliar la tolerancia a la pluralidad, momento de someter al arbitrio de la ciudadanía más decisiones de gobierno, momento de empezar a pensar en el futuro y detener el deterioro ambiental, momento de dejar de pelearnos por recursos no renovables y ponernos a generar combustibles distintos, momento de creer en ideales y sujetarnos a valores, momento de informarnos y participar, momento de pensar que el bienestar propio debe entenderse únicamente a partir del bienestar de los demás. Pero claro, somos egoístas y, al final del día, no es malo, el problema está en que tenemos miedo a perder. ¿Qué pasa si el otro no cede y yo lo di todo? Ni modo, a veces tenemos que perder por un bien mayor y no tenemos que reprocharlo a nadie, ni a nosotros ni a los otros. Si fuéramos pensando en la reciprocidad todo el tiempo, jamás tendríamos la posibilidad de ser felices; de aprender del otro, de querer a alguien, de vivir. Entonces, corramos riesgos. Algún día, las generaciones venideras agradecerán nuestro arrojo. Y nosotros sabremos que hicimos lo correcto.
Afirmemos lo siguiente: Son tiempos de cambio y tenemos que ponernos a trabajar en ello.
Jerr. Agosto 4, 2007.

agosto 01, 2007

La amistad

A veces pienso en lo incomprensible de la amistad; en la sana sensación de estar acompañado aún en la ausencia física del otro; en la inexplicable alegría de ver y estar con alguien más. A veces pienso si podría ser la misma mi vida sin tener el respaldo de pequeños y simples individuos, como yo, que no pensamos entre nosotros en lo pequeños y lo simples que somos comparados con la inmensidad del universo. Todo lo contrario: la idea que nos une es, básicamente, pensar que la vida no sería la misma sino estuviéramos acompañados por esos otros pequeños y simples individuos. Y es que la dimensión fundamental de toda vida está en la dimensión social que adquiere ésta. No lo entiendo de otra manera. Existimos sólo si coexistimos. Quizás podamos tener noción de existir a partir del pensamiento, del pensamiento particular, según Descartes. Pero, ¿cuál sería la trascendencia de sentirse existente sino podemos reflejar la existencia en "otros"? Mientras que la propia existencia no pueda ser constatada por alguien más, ¡valioso logro sería existir! Eso pienso yo. Por lo pronto, me parece que la muestra más cabal de ésto yace en el hecho de la amistad. Procuro pensar en mi propia exaltación del valor de la amistad como un elemento propio de mi existencia. Al no tener hermanos sanguíneos, he volcado gran parte del amor, que debería fluir por "la sangre", en un valor -tan intangible como todos- como lo es la amistad. Sin amigos, lo puedo decir sin tapujos, no podría vivir. Siempre he dependido de los demás en alguna medida. No sé si sea bueno o malo, sólo sé que es. Mientras que hay quienes creen que en el "mundo posmoderno" las decisiones se vuelcan en un individuo preeminente, yo creo y aseguro que no hay otra forma de entender el mundo sino es a partir de una dimensión social. Una dimensión social entendida como el desarrollo de la vida individual en la convivencia grupal. No una dimensión social entendida como una masa homogénea y "justamente" emparejada.
En realidad, todo se limita a que no podemos vivir solos (salvo los extraños y contados casos de ermitaños). Según el diccionario, ermitaño es "el que vive en soledad", pero cuestiono semejante significado. ¿Acaso se puede vivir en soledad? Yo creo que no: siempre, absolutamente siempre, necesitamos de otros para vivir. Incluso el ermitaño, que se lanza a la aventura de vivir solo, en algún momento necesitará del otro. Aunque, suponiendo el extremo caso de que él se proveyera solo, que él generara sus propios utensilios, entre otras, su existencia se da a partir de los otros. Al convertirse en ermitaño, lo hace porque busca alejarse de los demás, es decir, es ermitaño única y exclusivamente por el entendimiento de que existen "otros" de los cuales prefiere mantenerse alejado. Así pues, hasta los ermitaños existen en la coexistencia. En fin, todo esto se remite a la necesidad de ser entendido como una persona a la cual le resultan trascendentales sus relaciones personales. Sobre todo, la amistad. Amo profundamente a mis amigos, porque sé que desde sus particulares puntos de vistas, estilos y formas, ellos lo hacen a su vez. El amigo es con quien puedes contar en todo momento. Es más, no cuestionas el nivel de su amistad o la forma, eso pasa a segundo plano. Se sabe que se cuenta con él y es casi "natural" pedir, entender, manifestar, reclamar, discutir o coordinar cualquier situación con "el amigo", pues se entiende que hay una conexión íntima que así lo permite y lo avala. Conexión inexplicable, pero, una vez más, es. La amistad -no estaba muy errado en ello Aristóteles- es fundamental para nuestra existencia social pacífica y, también, para nuestra salud emocional individual. Maravilla que es la amistad; abonémosle a ella.

A mis amigos.
Jerr. Agosto 1, 2007.