agosto 25, 2007

Comendador libertario

¿Cómo se puede ser un comendador libertario?, seguramente se preguntarán. ¿Cómo se puede ser un misionero (el cual inevitablemente sigue "órdenes") si, a su vez, su misión primordial es destrozar el orden, romper las reglas, vivir la anarquía? Bueno, he ahí las tantas contradicciones del mundo nuestro. He conocido a varios "comendadores libertarios" en mi vida. Ese tipo de gente que cree que, destruyendo el entramado institucional-valorativo-moral, está haciendo un bien al planeta en aras de "la libertad". Bendita libertad por la cual tantos han luchado. Bendita libertad por la cual tantos han muerto. Pero, sin duda, para proteger a la libertad muchas veces hay que coartarla. Con esto no pretendo, de ninguna manera, parecer conservador, pues no lo soy. La cuestión es muy clara; por un lado, tenemos a un grupo de personas que creen que rompiendo "todas las cadenas" el universo será mejor y, por otro lado, tenemos a otro grupo de personas que creen en el irrestricto valor del orden. Transgredir el orden también, a veces, es bueno. Sino no habría evolución, cambio, avance o descubrimientos. Sin embargo, es ahí donde entra alguna especie de paradoja (y quizás irresponsabilidad argumentativa): hasta para romper el orden se necesita de cierto orden.
No me cabe duda que la principal aportación que podemos darle a nuestros hijos es dejarles un mundo ordenado. El mundo actual no lo es. Y es ahí donde lo libertario resulta pernicioso. Se puede ir pensando en globalifóbicos, en ambientalistas radicaloides, en izquierdosos inmorales o en perversos psicótico-sexuales. Seguramente muchos de ellos abonan al desorden, pero también tenemos a las grandes empresas socialmente insensibles, a los medios de comunicación insaciables, a los financieros especuladores y a los políticos corruptos. Desde luego, también influyen en el caos (y dadas sus dimensiones de poder e influencia mucho más que los otros).
¿A que nos remite todo esto? A que una base, de algún tipo, es necesaria para dar un orden y una congruencia a nuestro actuar humano. Las instituciones están, pero a las instituciones se les da la vuelta con facilidad. Me remito a la cultura y, más precisamente, a los valores morales para la solución del problema. No por esto estoy proponiendo una moral victoriana más bien hipocritona e insostenible. Me refiero a un código ético compartido que dé cauce a la caótica existencia humana. Somos seres verdaderamente contradictorios, indefinidos y complicados. No sabemos lo que queremos, pero sabemos que queremos saber y querer algo. Para algunos será malo, para otros será bueno. Volvemos al problema, porque la cuestión es que somos esencialmente plurales. No obstante, siempre he creído que algo nos une en el fondo, en el entendimiento de una realidad llana y simple: tan plurales como seamos, debemos CONVIVIR. Entonces, el entendimiento mutuo es una razón de simple supervivencia. La convivencia no se da por sí sola: hay reglas de convivencia. La Iglesia Católica (y cualquier iglesia, de hecho), tan criticada por los libertarios de hoy, no es más que una serie de reglas que dieron cauce por siglos a la vida humana. Con sus pros y contras, dio un piso de entendimiento común para la humanidad occidental. Hoy no existe un piso común. Por eso hay asesinatos, violaciones, corrupciones, transgresiones, infidelidades, engaños, falta de compromiso, mentiras. No nos atenemos a nada y no pensamos en nada superior. Para algunos de nosotros hay un Dios, pero hoy en día para muchos no hay tal. Preocupa que no haya algo superior a lo que nos sujetemos. En este caso, debería ser una moral preponderante. No una moral restrictiva y excluyente. Todo lo contrario, una moral plural, incluyente, abierta, pero firmemente sujeta en los valores de la decencia (entendida como no ofender o lastimar al prójimo, no el concepto anticuado de decencia), el respeto y la tolerancia. Ahí es donde las posibilidades de la "bendita libertad" se expanden y se consolidan. Ante el desorden actual, de nada sirve ser un paladín libertario sin ton ni son. Por eso es que afirmo que, al final del día, todo libertador se debe atener a un cierto orden. Por eso digo que incluso el más aguerrido libertador es un comendador libertario.

Jerr. Agosto 25, 2007.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eduardo, con todo el respeto que me mereces te digo lo siguiente. ¿En serio crees en esta diatriba que escribes? Más bien creo que tu crítica a los libertarios es difusa, poco certera y en general sin ton ni son. Afirmar lo siguientes:
"No nos atenemos a nada y no pensamos en nada superior. Para algunos de nosotros hay un Dios, pero hoy en día para muchos no hay tal. Preocupa que no haya algo superior a lo que nos sujetemos."
En verdad, ¿crees que se necestita un dios?¿algo superior? No sé de donde sacas esas ideas, pero cuando menos en México el 83% de las personas se declaran católicas, Otros tanto se encuentra entre judíos y otras religiones critianas y sólo el 3% no cree en ninguna religión. ¿A ese 3% les atribuyes los asesinatos, muertes, violaciones? Por otro lado creo que tendrás que revisar tu concepto de libertad, pues creo que la disyuntiva no es con el orden si no con la igualdad. Sin más creo que tendrás que volver a reeler Rawls y repensarte a tí en tu propia libertad.

Jerrophus VII dijo...

Con todo el respeto que me mereces, libertario. Hay que leer con serenidad y detenimiento las cosas y no hacer citas a modo. La cita que haces sobre mi texto está inconclusa, pues el argumento no termina ahí. Si puedes releer el texto este concluye diciendo que una moral plural, incluyente y tolerante bien puede ser ese algo superior a lo que nos sujetemos, sin necesidad de que esto superior sea exclusivamente un dios. El hecho de manifestar una religión no implica necesariamente sujetarse a los preceptos religiosos ordenadores de las iglesias, con lo cual creo que tus lecturas sobre opinión pública están muy débiles. Además que, en todo caso, tu argumento gira en torno a la cuestión religiosa, que -como ya dije- no es de lo que se está hablando en el texto. Hay que leer con detenimiento pues en ningún momento aseguro que los ateos sean los culpables de los males, más bien los carentes de algo mayor a lo que se sujeten. Si se quiere los "amorales". En ese sentido, tu crítica a mi texto me parece difusa, poco certera y en general sin ton ni son, dado que está fundamentada en algo que yo no dije y citas parciales. Finalmente, creer que leyendo a Rawls se solucionan los problemas sobre libertad es muy obtuso, dado que el argumento final de Rawls en "Liberalismo Político" es que al final no se pueden admitir a todas las expresiones de la pluralidad, sino más bien hay una especie de marco en el cual algunas entran y otras no. Hay una elección dramática en la democracia, pues se debe acotar el pluralismo, que es la justifación al liberalismo de las democracias actuales. Si hablamos de acotar, hablamos de poner un "orden". Además, depende del Rawls que hablemos, dado que las ideas de éste fueron cambiantes en el tiempo. Me parece te quedas con "Teoría de la Justicia" y esa es una lectura muy limitada de un Rawls más bien obsoleto. Te recomendaría diversificar tus lecturas sobre libertad. No sabemos a que libertad sujetarnos, pues hay varias lecturas al respecto. Hay quienes ven a la libertad en función a la autonomía individual, hay quienes la ven fundamentando una justicia social (una distribución de la riqueza), hay quienes la ven como función del género y las hay quienes la ven en función al orden en las sociedades democráticas liberales. Así que, estimado libertario, no es sólo uno el concepto de libertad, sino varios. Deberías revisarlos todos antes de hacer una crítica sobre una de las perpectivas al respecto, así como repensarte a tí mismo en tu propia libertad responsablemente. Un abrazo.