agosto 14, 2007

Las infernales llamas

Conozco el infierno. Lo he sufrido en carne propia. He bebido sus aguas hirviendo, que saben a azufre. He sentido el dolor lacerante en mi cuerpo, con ataques continuos y certeros. He sufrido la ausencia de felicidad y he sentido la necesidad de sangrarme más y más. He padecido la soledad y he sentido el gran vacío que ella deja. He perdido el camino y sé que no hay forma de vuelta. He carecido de amor. He despertado sin una sonrisa en mi cara. He sentido la más devastadora depresión. He perfeccionado las formas de suicidio. He deseado morir.
Conozco el infierno. Son varios a la vez. Uno de tantos me era conocido. Su cara era la tuya, su cuerpo era el tuyo. Y la voz sonaba tanto a tí. Te he recordado. Te he visto acostarte con el otro y lo estás disfrutando. Te he visto sudar de gozo junto a él. Te he pensado más feliz que yo. Te he soportado burlarte de mí en mi cara. Te he permitido que me humilles. Te he permitido controlar lo ideal y abusar de lo material.
Conozco el infierno. He tenido todo el cuerpo en carne viva y los sentimientos a flor de piel. He imaginado una y otra vez la muerte de mis seres queridos. Me he visto fracasar por toda la eternidad. He estado mudo cuando quiero gritar. He sentido el deseo más desenfrenado y pasional; absolutamente nada puede saciarlo. He tenido sed y hambre. He sido pisoteado y lastimado. He preguntado todo, todo, y no hay una sola respuesta. También, he tenido todas las respuestas posibles, pero ninguna es para mi pregunta más esencial. He creído en Dios y entendido que estoy tan lejos: incontrovertiblemente lejos, insuperablemente lejos.
Conozco el infierno. Nada puede paliar mi dolor. Las ideas más terribles rondan constantemente por mi mente y los hechos más abominables ocurren una y otra vez. Me han cubierto las llamas y han quemado todo mi ser; no sólo mi cuerpo, sino mi alma también. Es más, en algún momento, mi alma desapareció y yo era nada. Nada. Nada. Nada. ¿Saben lo que es la nada? Increíblemente, me he sujetado en un solo suspiro y levitado en el espacio. Me atormentan los recuerdos más difíciles de mi vida y me constriñen el pecho con fuerza las angustias más reiteradas. El peor de mis enemigos tiene total poder sobre mí. He sido un niño aterrado, llorando la ausencia de la madre. He sido el viejo atormentado por el pasado, incierto del presente y asustado por el futuro. He visto la muerte, ella me ha sonreído con sarcasmo y se presenta de las formas más escándalosas o fúnebres posibles. He padecido todas las enfermedades del mundo. He carecido de ideales y he perdido toda esperanza.
Conozco el infierno. Me he encerrado en los más perversos vicios, que no son otra cosa que las más fáciles salidas. He creído en el fin por el fin. Nada más allá de él, nada más que el dolor latente. Nada más que la ignominia. Nada más que la vergüenza. Nada más que el deshonor. Nada más que la humillación. Nada más que la derrota. Nada más que la ira. Nada más que la infelicidad. Nada más que la podredumbre. Nada más que el sufrimiento. Nada más que el infierno...
Como conozco el infierno, sé que no quiero volver a estar ahí...

Jerr. Agosto 14, 2007.

10 comentarios:

Professor Howdy dijo...



Hello!
Very good posting.
Thank you - Have a good day!!!



:O)

Anónimo dijo...

Que asombro de la realidad, Jerr, Eres inmejorable!!!
Que rico texto, en verdad! apabullanteeeee!

Anónimo dijo...

Que si conozco el infierno?? ja por supuesto.

=)Sabes q me encanta todo lo q escribes!

Por cierto quien fue la musa???

Tqm.

Jessica

Anónimo dijo...

Q fuerte!!! como te dije Jerr plasmaste con palabras todos los sentimientos q vienen d lo mas profundo d las entrañas...

Orale!

Saludos, abrazos y besos.

ItoCuaz dijo...

Podrias sacar dos o tres textos màs de ese mismo... Intèntalo. Saludos!

Carlos Martínez Velázquez dijo...

Me gusta el post. Sin embargo, no encuesntro por qué has llegado tan lejos, que te orilló, por que te has dejado. Pienso, por lo que leo, que los infiernos que has "conocido" los han provocado actos ajenos a ti "...te he pensado más feliz que yo""he imaginado una y otra vez la muerte de mis seres queridos", al parecer basas esos sentimientos, felicidad-tristeza, en personas o cosas exógenas, no te das cuenta que tú eres principio fin. Si por lo menos tuvieras tu Virgilio, pero ni eso. El infierno, si es que existe, es el conocimiento propio, descubrirte capaz de hacer cosas terribles y lacerar tu mente porque piensas que está mal, la moralidad te carcome los huesos y sin embargo enfrentas al mundo sabiendo que sabes algo que los demás ignoran. Otro cielo no esperes ni otro infierno.

Jerrophus VII dijo...

Carlitos, creo que tienes algo de razón, no del todo. Pero le has dado al clavo en lo de las cosas exogénas. ¿Bueno o malo? Quién sabe.

IZ dijo...

"El infierno de los vivos no es algo que será: existe ya aquí y es el que habitamos todos los días, el que formamos estando juntos. Dos formas hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y convertirse en parte de él hasta el punto de dejar de verlo más. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio."
- Italo Calvino

Jerrophus VII dijo...

¡Maravilloso, Isa! Puntualísima la respuesta; justo de eso se trata todo esto de los infiernos propios (y no tanto).

Anónimo dijo...

Wow!! he quedado mas que sorprendido.. me encantó tu texto, debo decirte/y pedirte permiso de citar una o dos frases.. que me encantaron.. Felicidades mi buen Jerr, ahora conoces el infierno...