abril 23, 2008

Opinión sobre la Reforma Energética y Anexas

Ya que el tema de coyuntura es la reforma energética, hablemos de la reforma energética. Simplemente, pretendo darles una opinión relativamente informada sobre el asunto. De entrada, debo decir que es muy bueno el abordamiento del tema en el último número de Forma, órgano de difusión de la Fundación Colosio, donde se abarcan todas las posiciones del debate: desde Francisco Labastida y el CCE, hasta Rogelio Ramírez de la O, David Ibarra y Manuel Bartlett, pasando por el muy buen artículo introductorio de Francisco Rojas, presidente de la misma fundación. En fin, si tienen la oportunidad, leánlo.

Tengo la impresión que se ha dejado llegar a este punto el problema de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Sí, seguro dirán qué eso no es algo demasiado sesudo. Debo ahondar en la anterior impresión: creo que el debate ha sido llevado hasta este punto. Se ha dejado el asunto a tal punto de inviabilidad económica y operativa, para poder manipular el debate y decir "con toda certeza" que a PEMEX le urge privatizarse o, por lo menos, la entrada de algún tipo de inversión privada en ciertas actividades. Y es que, también creo, nadie (en el gobierno federal) piensa que la solución pueda estar desde dentro de la paraestatal. Seguramente, saneando y corrigiendo ciertas situaciones la posición de PEMEX dejaría de ser caótica y arriesgada, para volverse estable o, incluso, halagüeña.

Por principio está el factor de anquilosadas burocracias de la paraestatal. Desde luego, eso implica la acción inmediata y decidida para terminar con el coto de poder del sindicato petrolero, pero no hay condiciones políticas para semejante empresa. Ningún partido se atrevería a encarar de frente a esa poderosa maquinaría. Eso es un problema. Pero, de hacerlo, aseguraríamos que las prebendas sindicales pasaran a tener usos más eficientes. Mínimo, se liberarían importantes recursos para el financiamiento de PEMEX.

Otro punto importante es que PEMEX necesita, como lo hizo en algún tiempo, invertir en desarrollo tecnológico para sustentar su propio progreso. De otra manera, el argumento de "se necesitan privados para llevar a cabo proyectos de tecnología de punta" se torna entendible. Por ejemplo, se cuenta con una institución como el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) que se ha vuelto obsoleto y, por lo tanto, oneroso. En teoría, este instituto debería proveer con tecnologías y estudios suficientes a la paraestatal y, con ello, darle viabilidad. Algún tiempo cumplió su cometido. Hoy por hoy, el IMP se ha convertido en un gasto innecesario en funcionarios que no acrecientan sus conocimientos para traer y concebir nuevas tecnologías petroleras. Además de contar -como suele suceder en nuestro país- con un montón de trabajadores que se han constituido en un gran aparato burocrático, que sólo chupan recursos tan demandados actualmente, pero sin cumplir sus funciones básicas. Disminuir la burocracia del IMP, hacer eficiente a los que se queden y fomentar el crecimiento intelectual de sus funcionarios es una necesidad obvia en esta situación. Incluso, podríamos hablar de la desaparición del IMP obsoleto actual y refundarlo en un verdadero centro de investigación, que aporte y no sólo ocupe recursos del erario en actividades superflúas. Por ejemplo, en el instituto, se dejó la investigación profunda en torno al petróleo para sustituirla por cursos de inglés. ¡Háganme el favor! Se la pasan bien estos zánganos del sistema. Así que, de entrada, el nuevo centro de investigación debería estar bajo la administración de la misma paraestatal. De esta forma, se evitarían duplicidades y gastos excesivos por tener una dependencia distinta y a parte.

Finalmente, hay varios ámbitos en que la misma paraestatal está trabajando por debajo del óptimo, subutilizando lo que ya tiene. Hay ductos sin utilizar, sectores como Refinación donde se deben inyectar recursos para hacerlo aquí en México, consultorías en Exploración que salen sobrando. En fin, los remedios deben darse primero dentro de PEMEX. Sólo entonces, cuando se haya intentado todo dentro de la misma paraestatal, deberíamos pensar en soluciones externas e inversión privada. Pero es que nadie ha intentado dar la lucha desde dentro y eso es lo que me brinca en todo esto. Creo que la rectoría del Estado debe mantenerse, pero siendo realistas y buscando la eficiencia, capitalizada para el desarrollo del país, pero como una condición posterior al buen manejo de PEMEX. Es decir, que los recursos generados sirvan para potenciar a PEMEX, un PEMEX potenciado podrá dar más recursos a nuestro país. No al revés, usar lo poco que tiene PEMEX para financiar al país y después pensar en cómo le hacemos para seguir financiando a la paraestatal. Hay condiciones para resolver las cosas desde dentro, al menos intentarlo. Desde luego que debe haber reforma energética, pero sin irnos de jalón y por principio a la privatización. Ése, desde mi punto de vista, debe ser el último recurso.

Jerr.
Abril 23, 2008.

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