marzo 19, 2008

Lamentable situación política

Ya sé que siempre termino rompiendo mi regla de separar este blog de la cosa política, pero he observado en los últimos días algo que quiero compartir con todos ustedes. Ya he admitido en diferentes oportunidades que pienso que el gran problema político contemporáneo del país se dio con la creación de una particular cultura política, que limita todo intento de reforma: la cultura política del sistema de partido hegemónico. Sin ponerle nombres (a sabiendas de que en nuestro país este sistema de partido hegemónico se dio bajo las siglas del PNR-PRM-PRI), esta cultura política terminó por afectar toda la estructura política, social y económica de nuestra nación, llevándola al traste con facetas como el autoritarismo y el clientelismo, por decir algunas. Lamentablemente, aquellas opciones políticas, que abogaron y lucharon por acabar con el sistema que cobijaba esta cultura política, actualmente están imbuidas en aquello que tanto criticaron.

Vergonzoso. Esa es la palabra que debemos usar para calificar todo el proceso de elección de dirigente en el PRD. Risible y ridículo es ver que aquellos que tanto han criticado los "fraudes electorales" estén ahora metidos en uno a sí mismos. Y es que las campañas fueron asquerosas, tramposas, sucias. El día de la elección fue peor todavía. Las casillas "zapato", las movilizaciones clientelares y los robos de urnas estuvieron al orden del día. Pésimo ver que aquellos que se han llenado la boca al hablar de transparencia y honestidad, estén ahora embarrados por la secrecía y la mentira. El árbitro de la contienda, otrora odioso enemigo que fue cómplice del supuesto fraude de 1988, resultó parcial. Salió a proclamar un ganador, con resultados de conteos rápidos realizados por encuestadoras (sí, las mismas que hace casi dos años fueron cómplices del "compló"), y lo festejaron con bombo y platillo. Pero no contaban con la astucia de su propio PREP, el cual, al transcurrir las horas, mostraba que los resultados de los conteos no eran fehacientes. Cuando el "candidato perdedor", Jesús Ortega, rebasó al "candidato ganador", Alejandro Encinas, de pronto aumentaron los conteos del DF, "rescatando" al candidato pejista. Cuando, de nuevo, volvieron a estar a sólo décimas de distancia, el sistema se les cayó a los perredistas. ¡Se les cayó el sistema! ¡Mi Dios! De risa. El clientelismo y el fraude ahora son la características patentes del PRD. Bravo, señores. Juzgaron tanto al PRI por ello y ahora han replicado a la perfección su sistema.

Por otro lado, el PAN. Triste caso de una soterrada mediocridad. En su elección para dirigente, perdón, en su designación de dirigente, se asomó la patética y antidemocrática práctica del dedazo. Bueno, parece ser que volvimos al pináculo del ancien régime mexicano, a la época de auge del autoritarismo, donde el Presidente de la República designaba a todos. Donde el Presidente de la República hacía del partido un apéndice del gobierno. Y así fue en el PAN, donde se les olvidó toda proclama a favor de la democracia y tuvieron su "candidato único" en Germán Martínez. Claro, ellos dicen que la democracia se hizo presente con una abrumadora mayoría que votó a favor de Germán. Igualito lo hacían en la época antigua del PRI, igualito lo hacen en Cuba. No hay otras opciones, pero ciertamente nadie se queda sin votar; tienen a uno nada más por el cual hacerlo. Además, también ya han encontrado los beneficios de utilizar discrecionalmente los programas sociales, a partir de reglas de operación a modo y con representantes eminentemente políticos en las delegaciones. El clientelismo y el autoritarismo son las características patentes del PAN. Bravo, señores. Juzgaron tanto al PRI por ello y ahora han replicado a la perfección su sistema.

En el PRI, por lo pronto, han habido buenas señales, aunque no todas las que debieran. Al menos, el año pasado, la elección para dirigente fue mucho más transparente y competitiva. Verdaderamente compitieron las fórmulas de Beatriz Paredes y Enrique Jackson. Los consejeros políticos del partido dieron su voto. Claro que eso no implica un cambio profundo, sino un mero avance. Todavía existen los coordinadores parlamentarios pensando en el beneficio cortoplacista y perverso. Todavía hay gobernadores que no deberían gobernar. Todavía hay cerrazón y oposición al cambio. Todavía existen grupos de interés contrarios a las mayorías. Pero, de entrada y por lo menos, lograron una elección de dirigente (que es lo que me atañe en este texto) competitiva en buenos términos, transparente y legítima.

Como saben, admito que esa cultura política ostentada por el viejo PRI (aunque, más bien, por los mexicanos, pues entonces "todos eran priístas", pero eso es arroz de otro costal a discutir en otra ocasión) es lo que se ha llevado al traste todo intento de vida democrática en México. Pero soy de la idea que los problemas se resuelven desde dentro, desde el "origen". He aprendido. Conozco al "monstruo" y creo que puede vencerse. Se necesita una firme convicción, nada más. Habemos muchos que tenemos esa convicción en el cambio general del entorno político mexicano y estamos dando la lucha desde el "origen". Lamentable es que los que propugnaron por desaparecer el aborrecible sistema sólo se dedicaron a replicarlo, al llegar al poder. Nombres: PAN y PRD. Lamentable situación política en México, pero más lamentable sería que nadie estuviera haciendo algo al respecto. Trabajemos y logremos.

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