marzo 09, 2008

Vivo porque el tiempo ha pasado

El tiempo ha pasado. Es particularmente curioso cuando uno voltea la mirada hacia atrás y se ve que, efectivamente, el tiempo ha pasado. Tantas cosas que recordar, que valorar, que evaluar, que perseguir, que detener. El despiadado tiempo para algunos y el bendito tiempo para otros. Sublime bálsamo del que requiere urgentemente de más y más tiempo para sanar heridas. Angustiante espera del que espera una respuesta. Dañino malestar del que ama y no puede estar con el ser amado. Uno voltea, puede sonreír y, sin embargo, analiza. Siempre hay errores. Algunos de los que te arrepientes y algunos otros de los que no tienes la más mínima intención de arrepentirte. Cuando uno se excede, tiende a creer que lo hizo con razón. Seguramente no fue así, pero eso no importa en el fuero interno propio, porque, en realidad, lo que le importa a uno es lo que es y ya. Difícilmente alguien nos sacara de nuestra idea de la verdad.

El tiempo ha pasado y no sin dejar huella. Las canas, las arrugas, las ideas, los proyectos, los dolores, las alegrías; lo físico, lo mental y lo emocional. La nostalgia que invade a un ser es la fuerza de lo vivido que no quiere morir. El pasado resurge cuando uno menos lo espera y nos sostenemos de un delgadísimo hilo llamado cordura. Si es que existe la cordura, tendremos un ameno recuerdo del pasado, constreñido por la pesadez de lo que fue y ya no será. Pues, de alguna forma, entendemos que el pasado no se repite. Hay para todos un poco de pasado, hay para todos un poco de tiempo consumido, a veces olvidado, hay para todos explicaciones revueltas de lo ya cometido. Esperar, esperar, esperar. Revolotear y regocijarse en un mundo temporal paralelo, donde es alcanzable el perdón y la felicidad. Aquí vamos, sin motivo aparente, en un viaje aéreo. Atravesando nubes, se encuentra el fundamento real de las cosas: "El tiempo ha pasado." Sino fuera por eso, nuestra realidad sería nada. Nuestro mundo no sería nuestro, porque no tendríamos la idea de lo que tuvimos, lo que disfrutamos, lo que planeamos, lo que creímos, lo que pensamos, lo que amamos. Sin lugar a dudas, extraño ese aire de montaña que soplaba en mi cara. Extraño el calor que tuve junto a tí. Extraño las palabras que compartía con áquel. Extraño la simpleza llana de una carcajada infantil. Extraño la certeza de la rutina precavida. Extraño la afabilidad del amanecer bajo el sol. Extraño el cándido abrazo tras pensar que te había perdido. Todo eso me procura el entendimiento de que he vivido. Si el tiempo dejara de pasar, entonces yo no existiría. Si el tiempo dejara de pasar, la oscuridad me atraparía.

Jerr. Marzo 9, 2008.

1 comentario:

Osvaldo Antonius dijo...

En palabras de Pablo Milanés:

"El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.

Pasan los años,
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad..."

Años(1975)

Algo curioso esta en que medimos este pasar del tiempo, cuando en realidad su andar es relativo.

¡Muy bien mi buen Jerr!
Saludos!