mayo 09, 2008

Considerando que el tiempo ha pasado

Ayer, mientras festejábamos en el Bulldog Café, me cayó el veinte de que ya estamos viejos, chavos. Hagamos un recuento: Memi Ysusi no fue porque se sentía "malito" (¿Qué mayor prueba de su vejez?); Isa Zapata menos fue porque tenía que entregar trabajo; Diegui Ríos-Zertuche Ríos-Zertuche tenía una "junta de trabajo" del IMSS en Cuerna; BB Ssserch sabrá Dios dónde se habrá metido; Angie Lofer y BB Carlos tenían trabajo presidencial al siguiente día; Mafer Morineau debía espiar; Ernie Alonsie tenía algo de un seminario; Yo Merito debía hacer malabares entre las múltiples actividades de un pollster-y-político-local; luego se nos unieron Claudia y Ale Lauterio, quienes, a su vez, tenían chamba al siguiente día. Así que, en los anteriores bulldogueos, prácticamente nos corrían del susodicho antro, por ahí de las 5 a.m. (Recordemos que, en el pasado evento, además de terminar "estrenando" mi entonces nuevo vehículo a las afueras del "hogar quevedesco", BB Lofer y Yo dormimos sólo un par de horas para después llegar a la clase de Comunicación Política; BB Carlos, desde luego, quedóse -cual dice, Lofer- dormido como querubín.) En fin, ayer todos, pero TODOS, no pudimos más a las 2:30 a.m., y con el pretexto de las "labores" huímos cual monigotes wannabes sin un quinto en la bolsa. (Lo cual, desde luego, no es nuestro caso. Digo, somos la élite del país: somos itamitas.)

El caso es que me puse a pensar seriamente en cómo pasa el tiempo y lo difícil que se hace, al ser los jóvenes más exitosos de nuestra generación, compaginar la fiesta con nuestras obligaciones laborales. Claro, hay de condiciones a condiciones, mientras que los itamitas burócratas son casi esclavizados, con horas de entrada terribles como las 7-8 a.m., su servidor es feliz en la iniciativa privada, donde mi horario de ejecutivo me otorga la maravillosa concesión de llegar a las 10 a.m. al recinto laboral. (Risa burlona.) En fin, ese no es el punto sino pensar en lo difícil que se ha vuelto encontrarnos, reencontrarnos, disfrutarnos y festejarnos dadas las condiciones siempre evolutivas de la vida natural de exitosos profesionistas. Por un lado, debemos sentirnos orgullosos, porque el joven mexicano promedio recién egresado no consigue trabajo tan pronto y en tan favorables condiciones, como lo hemos hecho. Sin embargo, pensando menos sociotrópicamente, es horrible saber que disponemos de menos tiempo y ganas para fomentar el ocio y la recreación común entre la otrora imparable Orden del Dragón.

Ya sé que sus deseos indomables por fotos del evento bulldoguesco-itamita están a flor de piel. Recurran al "Cara de Libro" o al Hi5 de su servidor. Hélas ahí.

Queridos míos, opinad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mentiroso! las fotos no están aún!