Sí, es cierto. Todos tenemos una parte extravagante en cada uno. Quizás en mi caso no sea más extravagante que el todo; soy fan de Star Wars. Aunque ya no tanto como antes, pues la inminente vida del adulto (¿Es que ya lo soy? ¡Nah!) me ha alcanzado y mis hobbies cada vez se han visto un poco más relegados... En fin, siempre estuve al tanto de Star Wars, desde que en 1997 (el 20 aniversario, que, por cierto, ahora que lo pienso, ¡cómo pasa el tiempo!) mi padre me llevó a ver la película que él vio en su estreno, allá por 1977. Desde entonces me dediqué a la muy ociosa tarea de coleccionar cualquier artículo de Star Wars que me encontrara por mi camino, ensanchando, con ello, los bolsillos -ya de por sí abultados- de George Lucas. He visto las películas, he jugado con los juguetes y los videojuegos, he leído libros y cómics y me he disfrazado de Jedi. Así es. Aunque mi caso no es tan grave, porque a pesar de todo esto, me falta mucho por hacer en el universo de Star Wars. A diferencia de varios otros que ya lo han hecho todo en el universo de Star Wars. En pocas palabras, hay quien respira Star Wars. Yo, por lo pronto, me di el tiempo de comer, dormir y darme una vida ajena al mundo de Star Wars en mis ratos libres. El 25 de mayo de 1977 se estrenó la primer película de Star Wars (que en realidad es la cuarta, según el orden de la saga; lo sé, es complicado). Así, tenemos en la serie: Una Nueva Esperanza (ep. 4, 1977), El Imperio Contraataca (ep. 5, 1980), El Regreso del Jedi (ep. 6, 1983), La Amenaza Fantasma (ep. 1, 1999), El Ataque de los Clones (ep. 2, 2002) y La Venganza de los Sith (ep. 3, 2005). Enhorabuena por la imaginación de Lucas. Definitivamente, vino a dejar su huella en la, tan defendida por un servidor, cultura pop de nuestro mundo.
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