Así es: más vale aprender rápido en tierra de lobos. No permitir que el desencanto mine los sueños, pero tampoco ser inocente para no ser detenido. No perder la convicción para no perderse en la ignominia, pero tampoco dejar que el idealismo te torne inquietamente iluso.
Aprendamos a recorrer el camino, pues de otra manera nos quedaremos en el mero inicio.
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