agosto 16, 2008

Vida y muerte: El Padrino

Recientemente compré la nueva compilación de las películas de El Padrino, en la versión The Coppola Restoration. La saga de El Padrino es, en mi opinión, la mejor de la historia. (Ni modo, en detrimento de Star Wars.) Hoy, por otro lado y precisamente, el profe de Intro al Estudio del Lenguaje nos hablaba de la "paradoja de la Mantis Religiosa", donde la vida imita a la muerte y, en algún punto, pareciera que la muerte imita a la vida. Así, en la historia de El Padrino, las muertes son puntos fundamentales (y, también, necesaria y paradójicamente finales) de las historias de los personajes. Son momentos únicos de la historia de cada quién y, significativamente, son momentos que nadie llega a apreciar, sino que son en función al otro y, en ocasiones, en la soledad del Yo, pero ese Yo no lo percibe ni lo aprecia. Simplemente, ocurre. La muerte ocurre y ya, sin dejar mayor testimonio del que aprecien los demás. Muchas veces, me ha pasado, desde fuera vemos ese momento como la paradoja que mencioné: la vida imita a la muerte; la muerte de cada quién parece reflejar la vida de cada quién.

Muestra de ello es el siguiente trabajo de Sharrukin, que aparece en YouTube, sobre las muertes en El Padrino. En una historia de poder desenfrenado, como lo es ésta, la venganza última siempre aparece en la forma de la Muerte. Es por ello que no deja de ser interesante abordar la película en un trabajo que enaltece las muertes en esta obra fílmica de Francis Ford Coppola. Pensando exclusivamente en Michael Corleone, su punto máximo, su advenimiento como nuevo Don se da cuando, magistralmente, da muerte a los jefes de las Cinco Familias. Sólo entonces se convierte en el nuevo Padrino. Y, finalmente, tras años de buscar hacer legítima a la familia Corleone, no sólo no lo logra sino que pierde a su adorada hija, regresa al origen. En Corleone, Sicilia, muere en completa soledad en una de las mejores escenas del cine: mostrando la verdadera esencia de la muerte; la muerte es única y es propia, es un momento que no se comparte. Además, cargada de enorme peso emocional y simbólico, al estar solo, en condiciones humildes, después de haber acaparado tanto poder. Michael Corleone cae de su silla y el pequeño perro famélico se acerca a olfatear. La muerte imita a la vida.

Los invito a ver este video.


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