julio 25, 2007

Triste

Sentado en la gran roca aquella, sintiendo la brisa fría del lago en mi cara e intentando ver a través de la neblina matutina, estaba yo triste y nostálgico. Estaba solo desde hace meses en aquella vieja cabaña, la cual fue heredada de no sé quién. Había decidido alejarme de todo barullo, de toda distracción innecesaria, para realizar esa tan anhelada introspección. De cualquier forma, nunca fui una persona con muchos amigos. A decir verdad, no creo tener amigos. Desde luego, hay gente que me cae bien, hay personas hacia las que siento empatía, hay otros tantos con los cuales comparto momentos de vida. Sin embargo, amigos, lo que se dice amigos, no tengo. Así que alejarme de mi ajetreada vida en la ciudad, donde a nadie le importaba, fue una opción clara para mí. Es más, no podría dejar de pensar que, en la ciudad, incluso ni a mí me importaba yo mismo. Así que, al llegar a la vieja cabaña, la ganancia primera fue recobrar la importancia para mí mismo. Era yo y nada más. De repente, un par de meses atrás, tuve que ir a la tienda de abarrotes y fue mi único contacto con el mundo exterior. Supe que no había noticias de gran relevancia en el "mundo real". Regresé a la vieja cabaña con mi añeja nostalgia y mi desgano por la vida.
Hoy decidí levantarme temprano para caminar y pensar. He estado pensando todo este tiempo. ¿Qué más podría hacer? Pero esta vez, de alguna manera, supuse que, saliendo a caminar desde muy temprano por la orilla del lago, algo diferente habría de ocurrir. No pasó nada... Aquí estoy, sentado en la gran roca, que queda a unos metros de la vieja cabaña, pensando en lo infortunado de mi vida. He recordado a todos y cada uno de mis parientes cercanos, sobre todo, a mamá y papá. ¿Qué dirían del fracaso en que se ha convertido mi vida con el paso de los años? Siempre tan orgullosos de mí y haciendo planes por mí, que nunca habría de llevar a cabo... Mis padres... Pensé, también, en aquel pastor alemán, que alguna vez tuve. Pensé en ocasiones "felices" dispersas a lo largo de mi vida. Mi hermano desaparecido seguro aún las tiene al lado de su familia. Reflexioné sobre el amor. ¿Qué era el amor? Según entiendo, nunca amé ni fui amado. En el sentido de hombre a mujer. Ni siquiera en el sentido de hombre a hombre. Chingao. Tanto tiempo perdido en trabajar, en vivir con desgano, en aparentar, en "seguir adelante", en ir conforme a los patrones establecidos, en desenvolverme, en crecer. ¿Y para qué? Al final, terminé en una pinche cabaña vieja, atestada de bichos, que hasta me da miedo, pero aquí estoy porque algún antiguo pariente me dejó semejante herencia. Y porque no tengo nada más en la vida. Me deshice de todo para venir acá a hacer mi canija introspección. Me ha servido para dos cosas: la primera, respirar aire fresco; la segunda, entender que tengo una pinche vida del carajo y ahondar en mi tristeza.
Me sumergí en el agua del lago.

Jerr. Julio 25, 2007.

No hay comentarios.: