junio 24, 2008

Conocerte

Tac, tac, tac. Chisporrotean por aquí y por allá las gotas de lluvia en el suelo asfaltado. Tac, tac, tac. Sobre mi chamarra preferida, siento las gotas mojarme. Tac, tac, tac...

Una fuerte brisa y un no tan fuerte escalofrío. La fría sensación del que nada espera y el aburrimiento del pesado día, ambos sentimientos me enjaulan en un imparable sopor. Héme aquí, esperando al destino, sujetando la alegría y sofocando el intenso futuro del que mucho espera, pero no hoy. Vaya, vaya. ¿Qué viene por ahí? Mira nada más, qué belleza. Pasa de largo, sin poner el mínimo de atención. Tac, tac, tac. Se reanuda la lluvia.

El sol abraza a cualquiera alrededor. Me quité mi saco ante semejante amenaza de sofocamiento. Entonces, nuevamente ahí vas. Despertando deseo y miradas inquietas. Empezando por mí. Esta vez volteas y tardo en reaccionar. Sujeto mi saco torpemente, mientras sigues tu camino. Guishhh. El aire sopla de repente y agita tu cabello con delicadeza.

Salgo corriendo rumbo a casa. Esta vez no sólo te veo, no sólo te dirigo una sonrisa. Choco, de frente y con todo. Me insultas automáticamente. Te pido perdón apenado. Sonríes al ver quien habla. Sujetas mi existencia al tomarte la mano para levantarte. Suspiro. Anhelo. Inspiras. Esclavizas.

Conocerte fue arrollador. Simple. Sencillo. Sin trabas. Sin presiones. Sin justicia o injusticia. Te encontré y, cuando se dio, estuvimos juntos. Me emocionas. Me alegras. Me conquistas cada día más. Afortunado yo al conocerte tan así: de repente y sin pretensiones. No sabías quién era yo y yo no sabía quién eras tú. Llana atracción y llana empatía. Tan concreto y absoluto que no deja lugar a ponderaciones, pues éstas se dan cuando uno razona lo irrazonable. Bendita torpeza que aparece en el momento indicado. Alegría placentera por sólo cruzar contigo una mirada y un saludo. Más que eso sería abuso. Sólo abuso cuando me pierdo; contigo estoy en un laberinto sin salida. Amo las pequeñeces que te hacen tú y sugiero (solamente sugiero) que por algo te conocí. Que algo debe tener el destino para ambos y mientras se desarrolla ese algo, me dejo llevar por el torbellino del amor. Tan simple como conocerte, fue el amor que de ahí surgió.

Te sugiero...
Jerr. Junio 24, 2008.

No hay comentarios.: