febrero 02, 2009

Sobre la gula o ¡cómo tragué este puente!


En realidad, uno siempre va por la vida intentando mantener la imagen física en un mundo sedentario y con alimentos altos en grasas y carbohidratos. Regularmente me ciño a tal "conciencia". No este fin.

¡Mi Dios! Como dijera Pumba: ¡Comí como cerdo!

El viernes comí padre al ir a Toluquita la Bella. Ya saben de esas cosas grasosillas y carnosas, entiéndase el famoso chorizo de aquellas tierras. Al volver cené una cantidad suficiente de tacos en tierras tlalnepantlenses.

El sábado desayuné ligero porque fui a CU, pero al volver resultó que mis padres habían huído a Querétaro, abandonándome. Así las cosas, me dispuse a prepararme comida la cual no fue particularmente ligera al constituirse, básicamente, en pasta. Después, fui con Paola a una fiesta donde se nos ofrecieron amplias cantidades de deliciosos canapés y un pastel de trufa tremendamente castigador.

Este domingo desayuné normalmente, pero el problema fue la carne asada que nos esperaba en casa de mi amigo Reyes, para poder disfrutar el Super Bowl. Ahí sí que no tuve límites. Comí cual "pelón de hospicio". Indescriptible la prominencia posterior de mi estómago, como mi prácticamente nula posibilidad de moverme y mi dificultad, incluso, para respirar.

Este lunes desayuné frutita tranquilamente, pero almorcé con Paola en Starbucks y tuve un buen panini de tres quesos. Comí levemente arroz, previniendo lo que acontecería más adelante y es que cómo no, si el día de hoy es Día de la Candelaria y la tamaliza era obligada. Debo admitir que no tuve decoro en cuanto a los tamales.

Entonces, ahora mi destino es un Alka Seltzer... ¡Provecho!

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